• Nuestra celebración,menos comercial y más profunda que la americana

Un cúmulo de tradiciones se condensan en la celebración de Día de Muertos, desde vestuario, gastronomía, floricultura, música y mucho más.

Cancún.- En todo el país, este 1 y 2 de noviembre son Días de Muertos, añeja tradición del pueblo mexicano, en los que se recuerda a quienes nos antecedieron.

En el umbral del más allá, cultura que no es privativa de México, sino de todos los pueblos del orbe y que en los destinos turísticos se mezcla con el Halloween.

A finales de octubre, algunos celebrarán el Día de Muertos, que en la Península de Yucatán se conoce como el Hanal Pixan, nombre maya que en español significa: “Comida de las almas”, que sirve de marco para diversos programas de la SEyC que buscan la “esencia” para sacar a flote las verdaderas raíces de la región, en tanto otros optan por mezclar sus fiestas con el Halloween para satisfacer las costumbres extranjeras en estas fechas.

En Quintana Roo por su influencia turística, se han amalgamado las diferentes tradiciones en un gran sincretismo cultural, que conlleva a mezclar creencias religiosas, supersticiones, leyendas, que no por ser consideradas paganas por la Iglesia Católica dejan de formar parte de la cultura popular de un pueblo.

Según monseñor Pedro Pablo Elizondo, la Iglesia le llama a estos dos días “Fiesta de los fieles difuntos” y de “Todos los Santos”, mientras que otras voces dicen que si bien es cierto ha tomado de todas las culturas del planeta, aunado a la herencia de la época de los apóstoles y sus sucesores los obispos, para forjarse una cultura consolidada en la fe cristiana.

Quintana Roo, al ser casa de muchas personas de todas partes del país, algunos a su manera tratan de hacer la tradicional fiesta del centro del país, celebrada en San Andrés Mixquic, así como el Día de Muertos en Janitzio, que se realiza en medio del lago de Pátzcuaro, Michoacán, por citar algunos, que llevan a los mexicanos a unirse con sus difuntos en estas fechas.

De acuerdo al Halloween, se cree que el uso de trajes y máscaras eran para alejar a los espíritus malignos, herencia que se tiene a través de la dominación del Imperio Romano a los países celtas.

Mientras que en algunas partes del país se monta un colorido altar, con velas, alimentos, dulces, aromáticos inciensos que animan la festividad.

En este país, nuestros abuelos y padres nos enseñan que: No se llora, ni se olvida, se recuerda, por la muerte de los difuntos amados y por nuestra muerte, ya que sólo estamos de paso y la vida es un instante.