Anaya gana primer debate

  • Todos contra López Obrador
  • El candidato del PRI, Meade Kuribreña, perdido en el espacio
Ramón Zurita Sahagún

 

A las 22:00 horas locales terminó el debate efectuado en el Palacio de Minería, en el que los aspirantes presidenciales expusieron sus posturas sobre seguridad pública y violencia, combate a la corrupción e impunidad, así como democracia, pluralismo y grupos en situación de vulnerabilidad.

 

Perdieron el tiempo, el primer debate no fue aprovechado por los cinco candidatos a la Presidencia de la República, para dejar en claro su proyecto de nación y sacar ventaja a sus oponentes, ya que cayeron en el lugar común de lo ya esperado, ataques inmisericordes de todos contra uno.

Claro que esto se encontraba dentro de lo previsto, los cuatro candidatos tratando de bajar de la forma como fuese al puntero de las encuestas, aunque al final del debate no lo consiguieron.

Sí hay que señalar a un ganador, tal vez, por poco margen sería el abanderado del frente opositor, Ricardo Anaya, con un Andrés Manuel López Obrador, situándose detrás y un José Antonio Meade perdido en el espacio.

Los independientes, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón, en su papel, pero sin mostrar que sean una opción para ganar.

La presentación de los cinco candidatos dejó en claro el objetivo de cuatro de ellos, acorralar al abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador y cuando lo tenían, lo dejaron ir.

El debate mostró la personalidad de cada uno de ellos: “El Bronco” (Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón), festivo, provocador y con la mira puesta en AMLO. José Antonio Meade Kuribreña frío, acartonado. Ricardo Anaya Cortés, vehemente, fluido y echado para delante. Andrés Manuel López Obrador, cauto, sereno, y Margarita Zavala Gómez del Campo, nerviosa y acelerada.

Cada uno de ellos sabía a lo que iba, tratar de convencer a un mayor número de electores y consciente de la pesada carga que portaban.

Así se sintió durante el debate, Margarita pagando las culpas del gobierno de su esposo, Felipe Calderón. AMLO, con sus propuestas de amnistía y revocación de mando y hasta el presunto nepotismo que practica. Anaya, con la losa de la sombra de la corrupción y Meade con el peso de ser candidato de un partido rechazado y ser un aspirante frío, que no conecta.

Es cierto que Ricardo Anaya se vio hasta sobrado en sus intervenciones y que López Obrador prefirió no responder a los continuos ataques, pero Meade no supo aprovechar el momento que se le presentaba y causó hasta sorpresa que en cada una de sus participaciones recurriera a hacer su presentación personal, con nombre y apellido.

Un AMLO, sabedor de que se encontraba en la mira de los demás, se vio, hasta apático, pero jugando un papel cauto, respondiendo cuando debía de hacerlo, sin grandes aspavientos y con las mismas palabras que usa constantemente en los mismos temas.

No varió ni un ápice su estilo, el mismo candidato que evade la confrontación, no cae en las trampas y dentro de su estilo, solamente le faltaron las palabras comunes de su léxico, amor y paz.

Anaya se vio sumamente entrenado para el debate, preparado para irse en contra de López Obrador y no desperdiciar la oportunidad de cuestionar a Meade y dejar en claro que lo mantiene apabullado, y que, por lo pronto, no habrá alianza entre PRI y el frente opositor.

Cada golpe sistemático en contra de López Obrador parecía que causaría conmoción en el candidato de Morena, pero éste simplemente despreciaba su posibilidad de réplica.

Simplemente, los golpes no causaban el efecto deseado, por lo que los candidatos del PRI y del PAN cayeron en un intercambio directo, al que se sumó Margarita Zavala.

En el uso del tiempo, los cinco se fueron asentando, aunque más de la mitad del tiempo, cuatro de ellos (Anaya, Meade, Zavala y “El Bronco”) dedicaron gran parte de su tiempo a cuestionar los programas de López Obrador, una parte de sus declaraciones de campaña, hasta que inició el escarceo entre Meade y Anaya y Zavala entró al ataque contra el candidato del frente opositor.

Es cierto que el debate fue menos acartonado que los otros y que fue aprovechado por los moderadores para intentar ser incisivos en algunos de los cuestionamientos realizados a los participantes.

Dar un minuto a cada uno de los debatientes y una réplica después movió un poco el debate que fue más vistoso que el sostenido hace unos días por los candidatos al gobierno de la CDMX.

Las ocurrencias de “El Bronco”

Jaime Rodríguez Calderón sabía a lo que llegaba al debate, poner la nota ocurrente y cuestionar al puntero, fue bastante incisivo y puso el momento sentimental, cuando abrió su exposición con el caso del secuestro de uno de sus hijos y el asesinato de otro más.

Pero el punto que más resaltó fue el de la propuesta para cortar la mano a los que roban, tal y como sucede en algunos países, especialmente del Oriente.

“El Bronco” cuenta sus historias de éxito, pero no ha logrado dentro de ellas que su madre aprenda a leer y escribir, como relató en uno de sus pasajes.

Si hay puntos a destacar como resultado del primer debate es que a AMLO no le quitaron ninguna pluma a su gallo, que Anaya Cortés es un buen debatiente, pero no conecta con la gente, que Meade es frío y aburrido, que Margarita se esfuerza, pero no le alcanza y que “El Bronco”, es solamente eso, una caricatura de su sobrenombre.

ramonzurita44@hotmail.com

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