- Pidió revisar “con lupa” a los candidatos para nunca más tener gobernantes como el de Iguala
Este hombre, Rogelio Ortega Martínez, ya sabe lo que es sentarse a negociar con dirigentes difíciles; lo hizo en el gobierno de Zeferino Torreblanca y lo respalda un historial impecable.
Salvador Rogelio Ortega Martínez fue designado por el Congreso local como gobernador interino de Guerrero, luego de que Ángel Aguirre solicitara licencia en medio de la polémica por los 43 normalistas desaparecidos en la entidad.
En su discurso de toma de posesión, ofreció diálogo y justicia en el estado y aseguró que su prioridad será intensificar la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala hace un mes. Ante los diputados locales, Ortega Martínez se comprometió a hacer justicia por los seis muertos que dejaron los enfrentamientos del 26 de septiembre en Iguala.
Expresó: “Quiero manifestar a las madres, padres, a los familiares de los 43 jóvenes desaparecidos que estoy con ellos, hermanado en la fe que mueve montañas, en la esperanza que nunca muere”.
Dijo que Guerrero necesita todos los recursos de las instituciones del Estado mexicano, por lo que pedirá ayuda al presidente Enrique Peña Nieto. “Es un momento que reclama el concurso de todas y todos los guerrerenses, pero en especial de quienes tienen una responsabilidad ante la ciudadanía y el pueblo de Guerrero”, manifestó.
En particular convocó a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa a un permanente diálogo para resolver la demandas del plantel.
Además, dijo que no se criminalizará la protesta social, sino se encaminará para lograr la solución pacífica de los conflictos. “Nadie puede gobernar sin el apoyo del pueb”, dijo.
Ortega Martínez se puso como plazo enero del próximo año para terminar con la crisis de ingobernabilidad, pues dijo, entonces iniciará el proceso de cambio de poderes.
Pidió revisar “con lupa” a los candidatos para el proceso electoral del próximo año para que “nunca más tengamos en Guerrero gobernantes como el que tuvimos en Iguala”, en referencia a José Luis Abarca, ligado al crimen organizado e involucrado en la desaparición de los normalistas.
El presidente Enrique Peña Nieto deseó éxito a Ortega ante “esta elevada responsabilidad”, y se comprometió a trabajar juntos para crear condiciones de seguridad y desarrollo para esta entidad azotada por la delincuencia organizada y uno de los más pobres del país.
