Mercado de las drogas en el “paraíso”

“Hora 14”

Mauricio Conde Olivares

 

En Cancún, desde el 2006, ya se había enraizado en el tráfico de drogas el Cártel del Golfo (CDG) y entonces, la sola mención de “El Talibán”, Iván Velázquez Caballero, causaba escozor entre los integrantes de los cuerpos policiacos, más entre aquellos que enfrentaban su diaria labor desarmados, como ocurría con quien fuera a la postre masacrado, el ex jefe de Estado Mayor de la Policía Preventiva de Cancún, coronel Wilfrido Flores Saucedo.

El gatillero saltó a la fama, a consecuencia de las 12 narcoejecuciones que ocurrieron en este destino turístico en noviembre del 2004, cuando sobrevivió en Cancún a la masacre que realizaron ex integrantes de la entonces Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en la casa de Retorno Real de Minas número 9, supermanzana 45, lote 3, manzana 2, del condominio Hacienda Vallarta, una casa de seguridad que “Los Zetas” tenían en el centro urbano.

En ese domicilio fueron ultimados, luego de una balacera, cuatro de los cómplices de “El Talibán”, entre ellos el ex cabo de infantería, Josué Alejandro Gómez Gómez, dado de baja del servicio activo, quien en el momento de intervención policiaca estaba en la casa con Daniel Tristán, Rafael Ramírez y Joe Silva.

“El Talibán” huyó de la emboscada en compañía de más de siete sujetos, entre ellos tres de apellidos Velázquez, Camarillo y Martínez, los cuales habían llegado por la vía aérea a Cancún entre octubre y noviembre de 2004, procedentes de Monterrey.

De la casa de Real de Minas, los ex policías hoy presos en el penal de Mérida, Yucatán, sustrajeron droga, dólares y una computadora con información de las actividades del Cártel del Golfo en Quintana Roo, pero poco les duró el gusto, porque “El Talibán” cumplió su revancha tan pronto aparecieron “encobijados” Julio César Navarro, Antonio Gordillo y Juan Castillo, sicarios de Nuevo Laredo, Tamaulipas, lo que fue el detonador final de otras nueve sanguinarias muertes de agentes judiciales federales y sus “madrinas”.

“El Talibán”, con los sobrevivientes del ataque a la casa de Real de Minas, más otros gatilleros provenientes de Nuevo Laredo, aglutinó un comando de 13 sicarios para tomar revancha del “apañón” donde murieron sus cómplices.

Con ayuda de personal sobornado dentro de la delegación de la Procuraduría General de la República en la entidad, el comando de sicarios encabezados por “El Talibán” ubicó a sus primeras víctimas en la casa número 14 de la calle Langosta, supermanzana 27, donde comenzó el “levantón”, de lo que a la fecha es una de las más cruentas ejecuciones del narcotráfico en la entidad.

Al intervenir las autoridades judiciales por las narcoejecuciones, entre ellas de tres elementos de la AFI, la juez Tercero de Distrito de Yucatán, Mayra González Solís, dictó auto de formal prisión contra 19 personas.

Entre los detenidos se enlistó a Guillermo González Sobrado “El Tigre”, María del Carmen Gómez Lavín “La Prieta”, Armando Alfredo Villalobos Valdés, Gregorio Mejía Pérez, Sergio Villalobos Flores (a) “El Checo”, Juan Espinosa de la Rosa, Rubén Cecilio Rodríguez, Guadalupe Hernández Hernández “El Caballo”, Felipe de Jesús Argüelles Mandujano “El Rayo” (hoy libre y quien vive en Cancún), Raúl León Castro, María de Lourdes Gómez Peña “La Lulú”, Gustavo Mendoza González, Jesús Arturo Herrera Villarreal, Armando Alfredo Villalobos Valdés, Ramón José Pérez y/o José Ramón Pérez, José Guadalupe Chagoya Martínez, José Luis Guzmán Rodríguez “El Durango”, Víctor Gabriel Argáez Solís y Everardo Castro Colorado “El Colorado”, como responsables de cometer delitos de delincuencia organizada y contra la salud.

Todos ellos, servidores públicos acusados de aprovechar su cargo, autorizar, tolerar delitos contra la salud y de colaborar de cualquier manera para posibilitar la ejecución del tráfico y comercio de estupefacientes.

Además, por el ilícito de actuar “contra la administración de justicia, previsto y sancionado por el artículo 225 fracción VII del Código Penal Federal, en la hipótesis del servidor público que incurra en omisiones que concedan a alguien una ventaja indebida, y por lo que respecta a Sergio Villaseca Flores y Guillermo González Sobrado, por la fracción XVIII en la hipótesis del servidor público que practique un cateo fuera de los casos autorizados por la ley”.

A los procesados se les acusó de pertenecer a una organización criminal que se dedicaba al tráfico y comercio de droga en Quintana Roo, que aprovechándose de su cargo como servidores públicos brindaban protección para la venta de cocaína en las llamadas “narcotienditas”.

Según informes de inteligencia del gobierno federal y de los cuales ha dado cuenta puntual la prensa mexicana, explican cómo se han incrementado las acciones de violencia entre los cárteles de “Los Zetas” y del Golfo, que se disputan el control del trasiego de droga y otras actividades ilícitas en esa entidad, principalmente en los municipios de Benito Juárez (Cancún) y Solidaridad (Playa del Carmen), ubicados en la zona norte de la entidad.

Durante años, “Los Zetas” habían tenido el control del tráfico de drogas en la zona norte, pero la violencia se desató cuando el Cártel del Golfo aumentó su presencia bajo el mando de Daniel Velázquez Caballero “El Z-52” o “El Talibancillo”, quien junto con sus hermanos Iván y Rolando formó parte, durante muchos años, de “Los Zetas”, cártel que abandonaron en 2012 para sumarse al Cártel del Golfo.

Otro grupo de delincuentes es el Cártel de “Los Pelones”, que originalmente formaban parte del grupo de Sinaloa, pero hace algunos meses se escindieron y empezaron a operar de manera independiente, lo que le ha restado fuerza al grupo que encabezaba Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.

Hasta el momento, el grupo de “Los Zetas” mantiene el control mayoritario del tráfico de drogas en la zona norte de Quintana Roo, pero gradualmente han ido perdiendo terreno ante el empuje del Cártel del Golfo, que ha incrementado su presencia en la entidad por la intensa actividad resultante de Daniel Velázquez Caballero, quien tuvo diferencias con Miguel Ángel Treviño, “El Z-40”. Éste fue capturado por efectivos militares.

Esa incorporación de los tres hermanos Velázquez Caballero al Cártel del Golfo provocó la salida de decenas de mandos regionales y sicarios del grupo de “Los Zetas”, y al mismo tiempo la banda de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, se vio fortalecida, sobre todo en la zona norte de Quintana Roo y en otras entidades, como Coahuila, Tamaulipas, Zacatecas y San Luis Potosí, donde los hermanos Velázquez Caballero tienen mayor presencia.

Estos tres hermanos fueron conocidos como “Los Talibanes” y durante muchos años formaron parte de “Los Zetas”. El líder principal era Iván Velázquez Caballero, “El Z-50” o “El Talibán”, quien llegó a ser uno de los mandos principales de “Los Zetas” antes de romper con Miguel Ángel Treviño.

Iván Velázquez Caballero fue detenido el 26 de septiembre de 2012 en San Luis Potosí por elementos castrenses y deportado a Estados Unidos, a petición expresa del gobierno de ese país.

Así, hace algunos años, Iván Velázquez Caballero fungió como jefe de plaza de “Los Zetas” en Cancún, donde logró establecer una intrincada red de operadores y de contactos en las tres instancias de gobierno. Posteriormente, fue designado como jefe de plaza para varios estados de las zonas centro y Bajío del país, y su principal centro de operaciones lo ubicó en San Luis Potosí y Zacatecas, aunque también operaba en Guanajuato, Aguascalientes, Coahuila y Nuevo León.

A mediados de 2012, los hermanos Velázquez Caballero rompieron con “Los Zetas” y se sumaron al Cártel del Golfo. “Los Talibanes” acusaron a Miguel Ángel Treviño de ser un traidor y de haber pactado la entrega de varios mandos de “Los Zetas” a las autoridades federales a cambio de protección.

Los hermanos Velázquez Caballero, además de sumarse al Cártel del Golfo, formaron un escuadrón de sicarios conocidos como “Los Legionarios”, cuya misión principal era la de ejecutar a los principales mandos de “Los Zetas”.

Tras la detención de su hermano Iván y su salida de “Los Zetas”, Daniel Velázquez Caballero fue “nombrado” por los mandos del Cártel del Golfo como jefe de la plaza en Cancún y se trasladó a esa zona, donde desató de inmediato una lucha abierta en contra de “Los Zetas” y logró establecer una alianza con “Los Pelones” para minar la fuerza y el control de “Los Zetas”.

Daniel Velázquez Caballero es conocido por varios alias, entre estos están: “El Z-52”, “El Talibancillo”, “El Gordo Sam”, “El Apá”, “El Gordo”, “El Farruco” y “El Caballo”.

Hoy, la Procuraduría de Justicia del estado, a través de agentes investigadores de la Policía Judicial, logró la captura del nuevo jefe de plaza del cártel del golfo, David Alejandro Mota Guillen y/o Paulo Alejandro Eguía Guillén, alias “El Mota” y/o “El Pinki”, de 29 años de edad, originario de matamoros Tamaulipas, quien ocupó el lugar de Juan Daniel Velázquez Caballero “El Talibancillo” de 42 años de edad, detenido el pasado 6 de abril, en compañía de dos sobrinos de “El Talibán”.

El procurador de Justicia, Gaspar Armando García Torres, dio a conocer que en menos de un mes, la Policía Judicial realizó importantes detenciones de tres jefes de dicho grupo delictivo, incluyendo al contador, identificado como Rodolfo Arreola Sánchez, de 33 años, originario del Distrito Federal, por lo que en este momento, el Cártel del Golfo se encuentra prácticamente desmembrado y sin líder.

Entre sus funciones principales que realizaba Mora Guillén, como segundo de a bordo, era recabar el dinero del cobro de extorsiones o derecho de piso de Cancún y Playa del Carmen, a los comercios, spas, bares, centros nocturnos y recibía órdenes de “El Talibancillo”, y él, a su vez las transmitía a los sicarios del grupo para asesinar o castigar a quien cometía errores. Asimismo, está relacionado en cinco denuncias por homicidio.

Durante la detención de Mota Guillén o Paulo Alejandro Eguía Guillén, también se detuvo a sus dos acompañantes identificados como Rodolfo Iván Urías Luna “El Zurdo”, de 38 años, originario de Los Mochis y Víctor Javier García Nevárez “El Flaco”, de 28 años, de Guasave, ambos del estado de Sinaloa y vendedores de droga, a quienes se les aseguró droga entre marihuana, cocaína, “crack” y dos vehículos, por lo que se inició la averiguación previa 227/2015 por delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo y se le dará vista a la SEIDO, por su relación con el crimen organizado.

Elementos de la Policía judicial llevaban una investigación de David Alejandro Mota Guillén, luego de la captura de “El Talibancillo”, quien proporcionó datos sobre la estructura de la organización criminal, por tal situación ya le seguían la pista.

La captura de las tres personas se da, tras un reporte de un vehículo con personas armadas que se recibió a la guardia de la policía judicial, este 29 de abril a las 00.30 horas, por la unidad deportiva “Beto Ávila”, a la altura de la supermanzana 21.

De acuerdo a los hechos, una camioneta tipo Touwn Country color negra y un Volkswagen con personas armadas que estaban rondando por la unidad deportiva por la supermanzana 21, por lo que agentes se aproximan a verificar el reporte y se percatan de dos vehículos color negro que circulaban en caravana y se les intercepta para verificar el reporte que resulto positivo.

Al realizarles la inspección corporal, se les encontró la droga y se procede a su aseguramiento, siendo identificado posteriormente David Alejandro Mota Guillén, quien al principio se identificó como Paulo Alejandro Eguía Guillén “El Mota “ o “El Pinki”, persona que de acuerdo a las investigaciones que realiza la institución, se tienen identificado como jefe de plaza del cartel del golfo. Por estos hechos, fueron puestos a disposición de la fiscalía especializada en atención al narcomenudeo y se inició la averiguación previa 227/2015 por delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo.

En las investigaciones realizadas a los detenidos, David Alejandro Mota Guillen , refirió que pertenece al grupo del Cártel del Golfo, llegando a esta ciudad en el año 2010 por invitación de Juan Daniel Velázquez Caballero “El Talibancillo¨, “T-52” o “Z-52” y entre sus funciones era el segundo de la organización en el estado de Quintana Roo, teniendo entre sus funciones principales recabar el dinero del cobro de extorsiones o derecho de piso que se cobra en Cancún o Playa del Carmen a los comercios, Spas, bares, centros nocturnos, recibir reportes de la gente que realizaba la venta de droga, principalmente en los casos donde había gente vendiendo que no era de ellos o que si era de ellos, pero que se quedaba con droga o dinero, todo eso se lo reportaba a “El Talibancillo” y quien le ordenaba, y a su vez transmitía a los sicarios el asesinar o castigar a quien cometía errores.

Dijo que no participaba en ejecuciones, por su posición en la organización, trataba de no figurar físicamente; sin embargo, sabe que siempre lo referían ya que el daba la instrucción a los diversos miembros de la organización; señalando que sus actividades principales son la venta de droga, la venta de discos piratas, el cobro de derecho de pisos y extorsiones.

Actualmente, estaban buscando operar la clonación de tarjetas y la obtención de información de las tarjetas bancarias, para generarles cargos a las mimas y para ello, había llegado a esta ciudad, Rodolfo Iván Urías Luan “El Zurdo” y Víctor Javier García Nevares “El Flaco”, quienes se encargarían de ir distribuyendo lectores de tarjeta en establecimientos para recopilar información, pero esto será motivo de otro análisis en posterior entrega de Hora 14.

mauricio_conde@msn.com

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