El cambio democrático en México

La Ley de Herodes

José Luis Montañez

 

Carlos Salinas, Cuauhtémoc Cárdenas, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

 

Si el pueblo se equivoca…manda! y si se vuelve a equivocar, pues vuelve a mandar..! Esta parece ser la máxima que el pueblo mexicano ha aplicado en sus últimos cinco procesos electorales presidenciales, en que han gobernado al país: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.

Es a partir de la mal llamada Renovación Moral de la Sociedad, emprendida por uno de los presidentes más mediocres, mentirosos y grises que haya tenido México (Miguel de la Madrid Hurtado), que el pueblo mexicano se lanza con todo en busca de un cambio democrático, que no ha podido concretar bien a bien hasta el día de hoy.

Un cambio que permita a la nación encontrar soluciones a los grandes problemas, como son la corrupción en los tres niveles de gobierno, la desigualdad social, el desempleo, la inseguridad, los bajos salarios y, por supuesto, la pésima y nefasta impartición de justicia.

Desde las entrañas del Partido Revolucionario Institucional, que gobernó a México 70 años consecutivos, surgieron los genios de la política que inventaron cómo manipular la voluntad ciudadana y pervertir el voto durante los procesos electorales para retener el poder en beneficio de unos cuantos, de los mismos de siempre.

Así se ha impuesto al pueblo de México más de un presidente, como fue el caso de Carlos Salinas de Gortari, quien de manera descarada y cobarde y en complicidad con un aparato burocrático, dirigido desde la Secretaría de Gobernación por Manuel Bartlett Díaz, le robaron la Presidencia del país, nada menos que al hijo del general Lázaro Cárdenas del Río, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien no tuvo los suficientes “tanates” para hacer valer su triunfo electoral que el pueblo le había puesto en sus manos. Se justificó después de manera tonta, diciendo que las consecuencias para el país hubiesen sido desastrosas.

COBARDES Y COMODINOS

Los políticos mexicanos, llámense de izquierda, de derecha o de centro (?) le han tomado muy bien la medida al sufrido pueblo mexicano, quien una y otra vez ha intentado el cambio democrático, sin lograr su objetivo. Hoy va por una más y si se equivoca, como ocurrió con Enrique Peña Nieto, en seis años más volverá a intentar llegar a la meta.

En estos treinta años se ha asesinado a un candidato presidencial, como fue el caso de Luis Donaldo Colosio, a quien bajaron del caballo los propios priístas, mediante un artero asesinato en Tijuana, Baja California Norte, pues según los verdaderos conocedores del tema en el PRI, se encendieron los focos rojos en el tricolor, señalando que el sonorense iba a perder en las urnas la primera magistratura. Esta versión se matizó un poco para dársela al pópulo, diciendo que Luis Donaldo Colosio había firmado su sentencia de muerte semanas antes, cuando en un discurso frente al monumento a la Revolución en la capital del país, había enviado un mensaje cifrado al corrupto presidente Salinas de Gortari. La historia la conoce todo mundo.

LA NARCOPRESIDENCIA

Y aquí hemos tenido de todo, como la versión que circula desde hace tiempo, en el sentido de que con dinero del capo Joaquín Guzmán Loera alias El Chapo, se encaramó en la silla presidencial al alcohólico de Felipe Calderón Hinojosa.

Esa versión la confirmó tiempo después el chino Zhenli Ye Gon, aquel de la frase célebre de copelas o cuello, quien sin ningún recato soltó la sopa y dijo que el priísta empanizado, Javier Lozano, le había dado a guardar a la mala 256 millones de dólares, dinero remanente del botín que el presunto capo envió para poder comprar la plaza durante todo el sexenio y crecer a sus anchas con sus ilícitos negocios. Al final de cuentas nadie negó la versión, pero tampoco la confirmó.

ENRIQUE PEÑA NIETO

Y en esa búsqueda incesante del cambio democrático, el pueblo de México ha hecho de todo y ha buscado en todos los partidos y corrientes políticas, sin tener resultados positivos, para lograr dar el estirón y cambiar este sistema de gobierno, que se encuentra podrido hasta la médula.

De esa necesidad de cambio democrático que tiene México desde hace décadas, más de uno se ha aprovechado y ha encontrado la fórmula para hacer el truco perfecto y capitalizar a su conveniencia y, por supuesto, de su grupo político, esa fuerza que emerge desde lo más profundo de la nación, reclamando hoy más que nunca un cambio verdadero en nuestra democracia.

Existen quienes en este momento siguen pensando en el peligroso recurso de un fraude electoral para volver a sacar raja y torcer la historia, cosa que se aprecia a estas alturas muy peligrosa, pues robarse la Presidencia del país, nuevamente, provocaría algo que nunca hemos visto en el México de nuestros días.

LE FALLÓ A MÉXICO EPN

Enrique Peña Nieto y el Grupo Atlacomulco, asesorados por personajes siniestros de la época de Carlos Salinas de Gortari, lograron treparse en la cresta de la ola del ansiado triunfo democrático y apropiarse de la demanda del cambio democrático, que por enésima ocasión intentó en 2012 el pueblo de México.

Su carisma y un gobierno más o menos regular en el Estado de México dio a Peña Nieto las armas para regresar al PRI doce años después de haber sido expulsado a patadas de Los Pinos por un Vicente Fox mandilón, qué dejó en manos de su compañera sentimental, Marta Sahagún, el manejo y el control de toda una nación.

Vaya que sí le fue mal al pueblo con este tarugo, que un día se presentó con botas de charol a una cena con el rey Juan Carlos de España, y que en una de sus tantas idioteces se dejó grabar y ridiculizar por un Fidel Castro, en aquel pasaje anecdótico del comes y te vas.

Estamos ya a unos cuantos días de que se celebren en México nuevamente elecciones presidenciales y esta vez el pueblo ha decidido que sea Andrés Manuel López Obrador, quien compite por tercera ocasión, quien gane la Presidencia del país,

Todas las encuestas habidas y por haber dan al tabasqueño hasta 25 puntos de ventaja en las preferencias electorales por encima de sus dos cercanos perseguidores, que son el priísta José Antonio Meade, y el panista Ricardo Anaya. La carrera por la silla presidencial se la ha llevado de punta a punta el llamado Peje.

Ahora bien, ya se ve que, como en ocasiones anteriores, el grupo en el poder trata de manipular la elección, por medio de los programas sociales, para desarrollar y concretar un fraude electoral que evite que el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador cumpla su anhelo de ser primer mandatario. Circulan por redes sociales un sin fin de ataques al citado candidato, a manera de una guerra sucia interminable.

Parece que el de Macuspana, Tabasco, ya aprendió la lección y ha tomado toda clase de medidas para evitar que le roben el triunfo electoral el próximo 1 de julio. Estar en el momento justo y en el lugar preciso parece que esta vez le dará buenos resultados, como lo hizo en su momento Peña Nieto, Fox o Calderón.

Todo indica que nuevamente el clamor popular para un cambio democrático en México ha encontrado un camino en la figura del tabasqueño. Sólo un fraude descomunal podría hacer que el izquierdista no llegue a Los Pinos. Toca a Andrés Manuel López Obrador demostrar que esta vez el pueblo no se ha vuelto a equivocar, pues, si así acontece, en seis años el pueblo de México volverá a mandar… ¿Qué no?

montanezaguilar@gmail.com

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