El diario de un loco

  • La puesta en escena pretende presentar un microcosmos, a través del cual se ponga de manifiesto la irregularidad del macrocosmos.

Sábados 21 y 28 de enero en el auditorio de Cancún, a las 20:00 horas

La Casa de Cultura de Cancún continúa presentado sus actividades abiertas para todo el público, con la obra “El diario de un loco”, de Nikolai Gogol, con la adaptación de Jorge Piña-Williams, textos de Rubén Romero, director Alma Wilheleme. Los programas en Cancún, Quintana Roo, serán los sábados 21 y 28 de enero en el auditorio, a las 20:00 horas. No se la pierdan.

Sinopsis breve: “El diario de un loco” nos presenta la cotidiana extracotidianeidad de un pordiosero (Iván Penagos), que pasa los días sumergiéndose cada vez más en una total irrealidad. El viaje a este mundo sin sentido parte de los cuestionamientos que el vagabundo hace acerca de las cosas de la vida, y que al fin al cabo, pasan todos los días, y que por ello no las percibimos como brutalmente insanas.

En las aventuras del loco, vemos reflejada la decadencia de la sociedad moderna, que ya no percibe su degradación. Ello es la gran ironía de la obra: ¿El loco es aquel que pregunta, o todos los que aceptan como válido lo que no es?

La puesta en escena pretende presentar un microcosmos, a través del cual se ponga de manifiesto la irregularidad del macrocosmos. El escenario se dividió en cinco zonas que representan los lugares físicos reales por donde el personaje Iván deambula por la ciudad de Cancún, mismos que a su vez representan los sitios de felicidad, infelicidad, pasado, futuro y realidad. La escenografía son elementos que para el personaje sugieren a los espacios reales: una escalera de tijera es un mirador de playa por ejemplo. La música de chelo funge como un acompañante de Iván, y a través de los sonidos del instrumento, lo incita, se solidariza, o lo burla. Un elemento escenográfico importante es el ciclorama blanco, que es una pantalla en la que se proyecta todo lo que ocurre en el subconsciente de Iván.

La iluminación baña cada escena y refleja las emociones que vibran en el personaje. Ese mundo sugerido de la escena, es el marco en el que el que el personaje enfrenta la realidad, porque sus ropas, sus útiles, sus manos, su rostro, y su estómago sin son verdaderos. La puesta en escena de “El diario de un loco”, se basó en la adaptación realizada al cuento de Nikolai Gogol. En ésta, existe un alejamiento de la visión naturalista que el cuento de Gogol posee, pero se conserva la crudeza en la visión crítica del personaje. Otro aspecto que se altera del texto de Gogol, es el estatus del personaje, pues en el cuento aparece como un burócrata, mientras que en nuestra propuesta se presenta como un pordiosero, un vagabundo, que alguna vez fue un trabajador, pero de empresa privada, esclavos del nuevo feudalismo. El cambio obedece, debido a que hoy los burócratas son una cara del poder, y gracias a los sindicatos, son poseedores de cierta “alcurnia” que los defiende; ser trabajador de una empresa privada sólo te da derecho a las prestaciones de ley, y no hay alguien que te defienda, eres menos que nada.

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