La popularidad de López Obrador

La Ley de Herodes

José Luis Montañez

 

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.

El estilo de gobernar sumamente suelto, hablando las cosas por su nombre y sus conferencias de prensa mañaneras han hecho que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenga un contacto directo con la ciudadanía como ningún otro presidente lo había hecho en México.

Para sus opositores, López Obrador es un mandatario que no está haciendo las cosas correctamente, lo critican todos los días y hasta se atreven a decir que ellos lo harían mil veces mejor que como lo está haciendo el tabasqueño. Y entonces por qué no actuaron con honestidad y desempeñaron bien y de manera honesta la encomienda que el pueblo les dio. La prueba de que lo hicieron mal y de que ya tenían hasta la madre a un pueblo noble y aguantador es que ahora están en sus casas en el desempleo pleno y por lo que se ve con pocas, pero muy pocas posibilidades de regresar al poder en seis años.

Para los integrantes del Partido Morena o sea el instituto que llevó al tabasqueño a ganar la Presidencia del país en un tercer intento, el actual mandatario debería de apoyarse más en las bases de ese partido y no en políticos de otras corrientes y grupos de poder.

Lo cierto es que la popularidad de Andrés Manuel López Obrador en estos momentos está ya en un nivel envidiable pues de acuerdo a las casas encuestadoras al presidente el país le tiene confianza hasta un 85% de los encuestados.

El éxito de estos tres primeros meses del actual gobierno radica en que el nuevo mandatario tiene una forma sencilla ágil y directa de comunicarse con el pueblo de México.

Nunca antes habíamos sido testigos de cómo un alto funcionario da respuesta a cada una de las inquietudes y preguntas que nos hacemos los mexicanos todos los días sobre el presente y futuro de nuestra patria.

Sin duda alguna que Jesús Ramírez, quien se desempeña como vocero de la casa presidencial, tiene ya entre sus logros el poder decir que sin tantos aspavientos, ideas mafufas y sin tener que gastar miles y miles de millones de pesos, como lo hacían anteriormente los presidentes de México, en campañas publicitarias a través de la prensa escrita y los medios electrónicos, ha logrado lo que muchos sesudos, súper comunicadores y funcionarios no pudieron hacer como directores de prensa de lo que antes se conocía como la residencia oficial de Los Pinos y desde donde el presidente en turno daba pomposamente y cada vez que lo consideraba pertinente un mensaje a la nación, cargado la mayor parte de discursos acartonados, palabras huecas y expresiones reiteradas que hicieron que el sufrido pueblo de México se cansara y estuviera harto de tanta burla y como lo dice el de Macuspana también de tanta pinche transa.

El vocero presidencial Jesús Ramírez logró mezclar los medios electrónicos e impresos tradicionales con el poder que tienen ahora las redes sociales.

Así, pues, usted puede ver en vivo y en directo cómo el presidente Andrés Manuel López Obrador aborda sin tanto rodeo los temas que son la preocupación de la población entera.

Así pudimos ver cómo en casos como la ahora constitucional Guardia Nacional son los legisladores tanto diputados como senadores los que complican todo para aprovechar la urgencia de legislar y sacar siempre provecho y raja de todo.

Los recintos legislativos de San Lázaro y el Paseo de la Reforma donde despachan diputados y senadores se habían convertido en sitios donde los mercaderes de la política vendían caro su amor al mejor postor.

Así fue como por ejemplo a principios del gobierno de Enrique Peña Nieto y con la urgencia de aprobar las famosas reformas energéticas y de comunicaciones se chayoteó con 50 millones de pesos a cada uno de nueve “honestísimos” senadores panistas quienes tras recibir el soborno se hicieron tarugos y no se presentaron a sesionar el día que su voto era determinante para que la fracción priísta encabezada por Emilio Gamboa Patrón se luciera ante su jefe el presidente y entregara buenas cuentas de lo que se le había ordenado hacer con los trabajos legislativos urgentes.

Ya me imagino la cara de idiota que puso aquél que entregó el billetote a los panuchos legisladores, quienes con el moche en las manos se dieron el lujo de pintarle un violín al mismo presidente de México.

Hoy, las conferencias de prensa mañaneras han servido para que El Peje le hable de frente y por su nombre a las cosas.

Regresando al tema de la Guardia Nacional, quiero decirle a usted que ahora sin chayo de por medio a la vista, fue así como pudo nacer legislativamente hablando, pues los mensajes del Presidente fueron muy claros y contundentes y al final todo mundo se alineó y dio su brazo a torcer porque esta vez los senadores y diputados no pudieron recibir su mochada a gusto.

Ricardo Monrreal, haciendo las veces de vocero del Senado, salió a colgarse medallas en el pecho que no le correspondían, pues fue más lo que le hizo al cuento que lo que realmente logró como cabildero con sus pares. Si a él solo le hubiera tocado sacar al buey de la barranca, tenga usted por seguro que se va al hoyo con todo y animal.

Bueno, pero de alguna forma tiene que justificar el zacatecano los miles de millones de pesos que le cuesta al pueblo de México sus bien comidos y vestidos quesque diputados y senadores. Algunos más bien dan pena por ignorantes, corruptos y enfermos emocionales.

Tocante al tema de las mañaneras, que no al mañanero del Presidente, hay que decir que él solo y sin la ayuda de tantos asesores en comunicación social, ha hecho trisas la audiencia de los noticieros matutinos de radio y televisión y de algunos bisoños espacios de noticias en las redes sociales, que se dicen dueños de la verdad, pues en cuanto El Peje toma el micrófono, todo mundo le cambia de canal o frecuencia para enterarse en vivo y en directo de lo que habla el Presidente.

Solo una observación y sugerencia para los compañeros de los medios que cubren la fuente de la Presidencia para que lean los diarios o estudien bien los temas a tratar, pues en ocasiones se hace cada pregunta que se pierde la oportunidad de entrevistar realmente al Presidente de un país tan importante como México.

Creo que en mis tiempos como reportero de la casa Excélsior mi jefe inmediato me hubiese puesto de patitas en la calle si pierdo la valiosa oportunidad de hacerle hasta tres preguntas a un Presidente de la República y salgo con mi charola de babas.

Por lo demás, creo que López Obrador tiene ya mucho callo en estas cosas y salva el día con una buena nota que siempre trae bajo la manga.

montanezaguilar@gmail.com

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