El “covidcito” pone en crisis al gobierno

Por la Derecha..!

Luis Ángel García

 

Nuevamente, el desdén de las autoridades sanitarias pone en crisis al sistema de salud. La soberbia de quienes debieran establecer esquemas de prevención provocó un rebrote de la pandemia, no tan letal pero sí más contagiosa. La cifra de enfermos es superior a las tasas registradas en 2020 y 2021, exhibió una carencia de reactivos para aplicar las pruebas y el desabasto de medicamentos en las clínicas y hospitales del sector salud para atender esta variante del coronavirus.

Muy ufano el gobierno publicitaba que había suficientes vacunas para toda la población y a pesar de ello hubo la reticencia para inocular a los menores de edad. Desde el Presidente hasta el último burócrata de salubridad minimizaron los efectos de la cuarta ola, decían que era un “covidcito” que no afectaría mayormente a la población, incluso declararon, irresponsablemente, que la cura era cacera, con el vick vaporub bastaba. La OMS advirtió que es muy peligrosa esta variante y no se debe tomar a la ligera, pero aquí se descalificó al organismo internacional por “alarmista”. Hoy, hasta el primer mandatario está contagiado y todos los días se rompe el récord de contagios. Chabacanamente los gobiernos federal y de la CDMX mantienen el semáforo verde, cuando sabemos que es un verde sandía, rojo por dentro. La falta de previsión ha colapsado el sistema de salud, efectivamente no por el número de defunciones o por la saturación de camas de terapia intensiva; no, por elementales pruebas clínicas. Ante ese desabasto, el gobierno recurre al peregrino argumento de que no es necesaria la prueba, que al menor síntoma se asuma que uno está contagiado y se confine en casa y suministre paracetamol y el vick vaporub de las abuelitas.

Mal, muy mal la estrategia de control de la pandemia. No se puede improvisar y componer las cosas sobre el camino. Es muy irresponsable esa actitud de soberbia e ignorancia de las autoridades sanitarias. Las enormes filas para hacerse una prueba, la falta de medicamentos para atenderse si sale positiva la gente y saber que no hay nada en las farmacias del sector salud, pero con almacenes atiborrados de vacunas que no se aplican.

Este problema puede enardecer el humor social, las grandes filas que se hacen desde la madrugada para que un burócrata diga que ya se acabaron las doscientas fichas que reparten por nosocomio, cuando son cientos quienes esperan la prueba. Culpan, otra vez, a los empresarios por exigir a sus trabajadores que se hagan el análisis y presenten el resultado. Si es positivo, ahora recurrir a atiborradas clínicas para conseguir la incapacidad.

Los contagios van al alza y los trámites en clínicas y hospitales o carpas en las alcaldías son nuevas fuentes de ellos. Las imágenes muestran a cientos de personas sin sana distancia, serpenteando puestos ambulantes y con reclamos a los policías y empleados de las instalaciones sanitarias. Un desastre.

De continuar este desorden, seguramente el humor social no ayudará al proyecto político de la 4T. Su improvisación y soberbia la pagarán, como sucedió, en las intermedias en la CDMX, con el voto de castigo. El Presidente debiera pensar en cambiar a su gabinete de salud.

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