Celebra Lucía Méndez cuatro décadas de éxito

  • A Ernesto Alonso le debe su incursión en las telenovelas, a Valentín Trujillo su pronta llegada al cine y a Juan Gabriel su primer gran éxito en la música, reconoce la diva
  • Admite que lo único que le hace falta en la vida es un gran amor. “Un hombre en toda la extensión de la palabra, un señor, porque estoy acostumbrada a señores y ya la vida me dirá si encontramos un gran amor”
Gloria Carpio
GRAN FOTO DEL RECUERDO. PEDRO TORRES HIJO, LUCÍA MÉNDEZ Y PEDRO TORRES. Su hijo Pedro Antonio aseguró que “el mayor ejemplo de vida que me da a mí es siempre luchar, tener fe y confianza en uno mismo, siempre sacar la casta de ganador”.

GRAN FOTO DEL RECUERDO. PEDRO TORRES HIJO, LUCÍA MÉNDEZ Y PEDRO TORRES. Su hijo Pedro Antonio aseguró que “el mayor ejemplo de vida que me da a mí es siempre luchar, tener fe y confianza en uno mismo, siempre sacar la casta de ganador”.

Con Lo esencial de Lucía Méndez, 40 aniversario, es el disco bajo el sello de Sony Music con el que la diva mexicana celebra cuatro décadas de trayectoria artística y para ello se llevó a cabo una gran fiesta en un restaurante capitalino.

“Son 40 años de momentos felices y tristes; de aciertos de errores, de triunfos y derrotas, 40 años que quiero compartir con mis amigos los medios de comunicación, camarógrafos, fotógrafos y reporteros que siempre me han acompañado en mi camino, quiero que disfruten y que esta fiesta sea inolvidable para todos”, señaló.

Durante el emotivo evento, directivos de su casa discográfica le otorgaron un reconocimiento por 40 años de trayectoria, con una portada en la que aparecen todas las portadas de sus discos desde la RCA donde empezó su carrera musical, pasando por la CBS y ahora Sony BMG.

Muy emocionada y con agua cristalina en sus ojos, Lucía recibió el reconocimiento de Fernando Hernández Iglesias, ex director de la Asociación Nacional de Productores de Fonogramas y Videogramas (Amprofon) y directivos de la firma Sony.

Durante su reunión con la prensa, la actriz y cantante dijo que le gustaría retirarse del medio artístico en diez años.

“No tengo la menor idea de cómo me voy a retirar en diez años, pero yo creo que haría algo padre. Pienso que de alguna manera son diez años más dándole duro, al menos eso digo ahora, a lo mejor dentro de diez años diga todavía me quiero quedar más”.

Lucía recordó que su incursión en el medio fue en 1972, cuando fue elegida Rostro del Heraldo por Gabriel y Óscar Alarcón, a quienes cautivó por su personalidad, pero también por su fuerza de voluntad, tras deshacerse de ocho kilos en una semana.

Tenía 16 años y había decidido entrar a este mundo, pese a la oposición paterna, que cedió cuando maleta en mano Lucía anticipó su salida de casa. “Si no puedo hacer nada para que desistas, lo único que puedo es pedirte que lo tomes con seriedad y trates de ser la mejor”, fue la respuesta de su padre, un ingeniero químico de Guadalajara, que falleció al poco tiempo.

Lucía recuerda que el primer personaje que interpretó fue Francis, para la obra Nada de sexo que somos decentes, por la cual ganó todos los premios de teatro del año.

Ese primer triunfo, dice, le dio el valor de buscar a Ernesto Alonso, a cuya oficina llegó “disfrazada” de periodista. Tras contarle sus intenciones, el “Señor Telenovela” le dijo “me gusta tu habilidad y seducción, vete mañana a la televisora de San Ángel” y la llevó a las grabaciones de Muchacha italiana viene a casarse, con Angélica María, en la que tuvo una pequeña parte.

De su baúl de recuerdos, Lucía reconoce que gracias a su novio, en ese entonces, Valentín Trujilllo, se introdujo en el cine en el año de 1972. “Gracias a él me di a conocer muy rápidamente, hasta que un día me dijo te casas conmigo o me caso con otra y se casó con otra”, recuerda divertida Lucía, quien lloró como “Magdalena” con su compadre Juan Gabriel ante esa decepción de la que nació Siempre estoy pensando en ti, tema que grabó en 1975, en su debut discográfico, que vendió un millón de copias.

Viviana (1978) con Valentín Pimstein, fue su primer trancazo internacional, a los 19 años, y ahí fue donde conoció a Dimitrio Sarrás, quien la empieza a “couchear” y viene Colorina (1980) y “damos otro trancazo, con una temática de romper esquemas, interpretando a mujer fuerte pero de corazón noble… Colorina es un escándalo, nos cambian de canal al 4 a las 11 de la noche, pero es un fenómeno que nadie detiene.

En esa época muere su padre y sobre ella recae la responsabilidad de su familia, su madre la manejó de hábil manera durante 10 años y Lucía florece dándose tiempo para todo; “ahora es versatilidad, pero en aquella época era necesidad”, dice Méndez, quien sacó adelante a su familia pasando del set de televisión a la locación cinematográfica y los palenques.

Comentó que en cine hace películas como Los hijos de Sánchez, Los renglones Torcidos de Dios y La ilegal, esta última bajo la dirección de Arturo Ripstein, que deja huella porque se había abordado el tema, pero no desde el punto de vista de una mujer.

También trabajó con Carla Estrada, en Amor de nadie, de Erick Von, donde todos los maridos se le morían, y grabó los discos Te quiero y Sólo una mujer, ambos con Herrero, a mediados de los años 80. Estaba tan entregada a su carrera que no tenía tiempo ni para el amor, aunque sí fue muy noviera, confiesa Lucía Méndez, a quien el éxito “le llegaba a manos llenas”.

Enseguida viene el boom de El extraño retorno de Diana Salazar (1988-1989), que reunió el talento de la Méndez con el de Carlos Olmos y Carlos Téllez, en la primera telenovela mexicana que usó efectos especiales. Fue un proyecto que marcó fuertemente su vida.

Pero en la vida de Lucía Méndez no todo era trabajo y se casa con el productor Pedro Torres, con quien dura siete años y tiene a su hijo Pedro Antonio. “Me enamoré de su talento y su forma de ser; me hizo muchas cosas bellas, muchos videoclips, Noches de cabaret, con un éxito rotundo, la presentación de Luna morena que me valió otra nominación al Grammy; su nombre está asociado al triunfo, a las cosas bien hechas. Él me hizo esa imagen de diva”, reconoce.

En 2001, después del 9/11, asiste a la Casa Blanca a invitación de Emilio Estefan, pasa tan inadvertida que se pone a pensar en el asunto de la atracción que alguna vez su padre le dijo tener, eso la lleva a desarrollar, al lado de un bioquímico, Vivir by Lucía Méndez, perfume de feromonas, que resulta un éxito probado en Estados Unidos y que después trae a México distribuido por una importante marca de cosméticos, convirtiéndola ahora en gran empresaria.

A este perfume le sigue primero su nominación como presidenta de la Cámara de Comercio de Mujeres Mexicanas Empresarias en Estados Unidos, por su fragancia; luego Aura, una nueva mezcla de mirra, ámbar e incienso, que ha seguido los pasos del primero, y está por entrar a Rusia e Italia; en tanto se cocina el lanzamiento de Chocolate diva, un producto a base de endorfinas que dará felicidad.

En el 2007 a Televisa con Amor sin maquillaje con Rosy Ocampo, sigue cantando, hace Enamorada y un homenaje a Juan Gabriel con el que gana el Grammy Latino.

Son 40 años de mucho trabajo, sacrificios de todo tipo, pero al final de muchas satisfacciones, porque ha podido desarrollar su creatividad y crecer artísticamente hasta donde ha querido. “Gracias a Dios he tenido mucha suerte por las personas que me han rodeado y han creído en mi talento, agradezco a la vida y a Dios que me ayudó y seguimos en el camino. Soy una guerrera”, asegura Lucía, quien ahora quiere celebrar por todo lo alto con un especial para televisión, un concierto y un disco recopilatorio de su trayectoria.

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