La noche de “El grito”

Al tiempo..!

Vladimir Galeana Solórzano*

 

Sin lugar a dudas, la estrategia de gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación, que hasta ahora solamente ha logrado transformar al país en uno más de los gobiernos populistas del hemisferio y cuya principal función es el empobrecimiento de los ciudadanos para mantener el control de las masas a base de dádivas que nunca serán suficientes para paliar la pobreza de más de la mitad de los mexicanos y que hasta ahora definen la verdadera finalidad de los gobiernos populistas: La destrucción del tejido social y la confrontación permanente con el conocimiento y el avance social.

La ceremonia de El Grito de Independencia ha sido uno más de los desplantes de un presunto “soberano” que piensa que sus más afamadas cualidades son la heroicidad que nunca alcanzará, el fervor popular que jamás será total y la enorme carga de mentiras que lleva  acumuladas desde que accedió al poder. De acuerdo a los registros de diversas organizaciones ciudadanas, hasta ahora el Presidente de la República supera las 70 mil mentiras que ha vertido con su verborréica forma de expresarse para mantener el engaño del desastre de país que nos heredará a los mexicanos en poco más de dos años.

Y claro está que habitar un Palacio lo hace sentirse único, y efectivamente lo es, porque pretende parecerse a don Benito Juárez García, aunque no tenga ni pizca alguna que lo equipare siquiera para alcanzar esa grandeza que siempre ha pretendido y que nunca alcanzará porque no tiene los tamaños de un estadista, porque hasta ahora solamente ha mostrado y demostrado que es un simple advenedizo del poder, y que hasta ahora no ha podido solventar los graves problemas de un país que sigue acumulando rezagos y pobreza en la mayor parte de su geografía.

Insisto, vivir en un Palacio no lo hace más grande que cualquier de sus antecesores, es más, podemos tener la seguridad de que hasta ahora el único sitial que alcanzará será el de un aventurero del poder y un acusado y voluntarioso perfil que lo acerca más a los déspotas que este país ha padecido en el pasado. Bien dicen por ahí que la historia se repite y su presunta vocación por la democracia no ha sido más que un tiránico perfil en el que su palabra tiene que ser ley, pero sus desplantes lo colocarán en el sitial que merece.

Nunca nadie en los tiempos en que vivimos se había atrevido a vivir en Palacio Nacional y su primera acción como Mandatario fue determinar aposentarse en un Palacio, porque siempre dijo que no sería un Presidente como los demás y desdeñó la residencia presidencial de Los Pinos, porque él sentía que merecía un palacio como lo hacen los Reyes y Emperadores en diversas partes del mundo y porque siempre se ha pensado merecedor de los más altos respetos porque se siente predestinado a cambiar el destino de los mexicanos.

Y al parecer lo está logrando, porque hasta ahora lo único que ha mostrado y demostrado son sus ansias de grandeza y permanencia en el ejercicio del poder. Seguramente, su siguiente demostración de poder será intentar cambiar la Constitución para permanecer indefinidamente en el poder como lo han hecho los gobernantes populistas, esos de los que ha aprendido a ejercer el poder de forma totalitaria, suplantando, como lo ha venido haciendo, las funciones de los poderes legislativos y judicial. La nación sigue manteniéndose en el borde de la tiranía y el despotismo. Así de simple. Al tiempo.

vladimir.galeana@gmail.com

* Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. en Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Ex presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.

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