• Además el 90 por ciento de los fraccionamientos de este destino vacacional sufren por la falta de pavimentación en sus calles

Alberto Aguilar

Los habitantes de Cancún viven prácticamente atrincherados al interior de sus hogares, pues para protegerse de los rateros, han optado por instalar sistemas de videovigilancia, guardias privadas, perros entrenados, rejas y cercas electrificadas. (Fotos: Santiago Rodas)

Cancún.- Promocionado como el centro turístico más importante del país, Cancún recibe al año un promedio de 14 mil denuncias por robo a casa habitación según revela la Subprocuraduría de Justicia en la zona norte. Esta cifra coloca a Benito Juárez entre las cinco ciudades con más incidencia en este delito después de la ciudad de México, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Monterrey y Guadalajara.

Y es que además del problema que se vive, en el 90 por ciento de los fraccionamientos de este destino vacacional, por la falta de pavimentación en sus calles, ya que se les ha dicho que las desarrolladoras no entregaron municipalizados sus predios, los habitantes de estos lugares viven prácticamente atrincherados al interior de sus hogares, pues para protegerse de los rateros, muchas personas han optado por instalar sofisticados sistemas de video vigilancia, guardias privadas, perros entrenados, rejas y cercas electrificadas.

Hay que decir que muchos son los habitantes de este destino de playa que sostienen la teoría de que los elementos de la policía en Cancún podrían estar pecando de omisión, o quizá trabajan en complicidad con los maleantes, pues al llamarlos tardan más de media hora en llegar, pero si los mismos vecinos detienen al ladrón, los uniformados se llevan a los civiles acusándolos de “privación ilegal de la libertad” por detener al ratero y por lesiones”.

DELINCUENCIA, NO RESPETA  A NADIE

Otro punto es que por la belleza de sus playas, Cancún ha sido elegido como su casa por luminarias del medio artístico, políticos de gran altura y diplomáticos, quienes vergonzosamente también han sido visitados por la delincuencia, sin que hasta la fecha se haya hecho nada.

Entre los atracos más sonados se encuentra el cometido a la vivienda de la senadora Ludivina Menchaca el pasado 17 de Junio de 2009, donde los ladrones sustrajeron cerca de 800 euros en efectivo, 2 mil dólares y 50 mil pesos mexicanos.

Dos días más tarde otras pertenencias de la senadora, aparecieron en un camino solitario cercano a Cecyte plantel 2 que se ubica en la región 518.

Bastaron 22 días más, para que el sábado 8 de agosto de ese mismo 2009, los amantes de lo ajeno ingresaran a la casa de la directora del Centro de Computo Coordinación y Comando (C4), Adriana Teisser Zavala, esposa del ex alcalde de Cozumel Carlos Hernández Blanco, donde se llevaron un par de computadoras tipo Lap Top, que según trascendió, contenían información valiosa.

Además de estos aparatos, también desapareció de la propiedad una cantidad no especificada en efectivo.

Ese mismo día pero ya entrada la noche, la residencia del cónsul honorario de Alemania Rudolf  Bitturf, fue visitada por los ladrones, pero en esta ocasión el atraco fue frustrado, pues el cuerpo de seguridad que resguarda la morada, atrapó al individuo tratando de forzar la puerta principal.

Otras personalidades que también han pasado por este trago amargo, son la cantante grupera Ana Bárbara, la estrella de cine mexicano Rosa Gloria Chagoyán,  el comediante Rigo Domínguez y el conductor de televisión Oscar Cadena.

Un atraco que no ha sido confirmado porque no existe una denuncia formal, fue el cometido contra la actriz Florinda Meza, esposa de Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), quien en marzo de este año fue vergonzosamente despojada de su bolso cuando salía de plaza Kukulcán, tras realizar unas compras en una famosa joyería de ese lugar.

Es necesario decir que toda esta inseguridad, genera un gasto excesivo para los habitantes de este centro vacacional, así como una pésima imagen que se traduce cada día en menos turistas.

VIVIR TRAS LAS REJAS

El miedo a ser atracado en Cancún es grande y los ciudadanos prefieren vivir entre rejas, con perros adiestrados en guardia y protección, antes que ser despojados del patrimonio que adquirieron con sacrificios.

Poco es lo que la autoridad hace para frenar este flagelo y cuando en algún momento los rateros son detenidos, solamente pasan la noche en las celdas, porque al día siguiente salen nuevamente a la calle “por falta de elementos para consignarlos”.