Las historias de dolor y pérdida que se viven en varios estados de la República como consecuencia de los sismos de septiembre, el primero, el día 7, de 8.2 grados Richter, y el del día 19, de 7.1 grados, este último que lleva contabilizados más de dos centenares de muertes, se mezcla con las historias de heroísmo y solidaridad de los rescatistas, ya sea profesionales o improvisados, que sin importar que su integridad esté de por medio, han dedicado largas jornadas en búsqueda de sobrevivientes.

El grupo de rescatistas que arribaron desde varios países: Israel y ciudades del país como Cancún y los que existen ya desde hace tres décadas en la Ciudad de México realizan su labor a mano, sujetos apenas de un lazo, con el que desde el exterior, pueden sus compañeros saber la distancia donde se sumergen en las toneladas de escombros.

Los binomios caninos, sin duda, son lo que se han robado el corazón de los rescatistas y espectadores a nivel nacional, pues han sido determinantes para localizar los cuerpos de personas bajo los escombros, que de ninguna otra forma podrían ser localizados.

Tal es el caso de “Frida”, la perra labradora de la Unidad Canina de la Marina, que hasta el momento ha encontrado a 52 humanos y algunas mascotas.