Amigos y enemigos: Greg y Julián

Buzón Político

Emilio Carrasco Hernández


Destapada la cloaca de la danza de los 229 millones de pesos y los 162 millones de pesos que no aparecen por ningún lado, o al menos eso han querido expresar las actuales autoridades municipales de Cancún, encabezadas por el alcalde Julián Ricalde Magaña, surge otra serie de interrogantes:

¿Quién traicionó a quién? 

Pero hagamos un poco de historia, durante la campaña a la presidencia municipal de Benito Juárez de Gregorio Sánchez Martínez, Julián Ricalde Magaña fungía como su brazo derecho, su hombre de confianza, junto con María Eugenia Córdova Soler y Antonio Meckler.

Julián Ricalde Magaña era candidato a una diputación local, que perdió el PRD a manos de los priístas, que tuvieron que soltar la “Joya de la corona” a cambio de las cuatro diputaciones.

Uno de los sacrificados fue el propio Julián Ricalde, que vio frustrado  su anhelo de llegar a la diputación.

Pero eso no era lo importante, en el gobierno del ahora ex presidiario, Gregorio Sánchez,  también jugó un papel preponderante como director de Servicios Públicos Municipales y después como secretario de Obras y Servicios Públicos.

Sin una figura relevante entre su parentela, Gregorio Sánchez decide impulsar a Julián Ricalde a la presidencia  municipal de Cancún, pero antes fraguan un empréstito que primero autoriza el cabildo de Cancún y después con una serie de supuestos candados el Congreso del estado.

Ricalde Magaña como secretario de Obras y Servicios Públicos elabora los expedientes técnicos  para la justificación del préstamo de los 229 millones de pesos, la mayoría de ellos dedicados supuestamente a la pavimentación de Cancún.

Durante su campaña, Gregorio Sánchez engatusó al electorado afirmando que pavimentaría todas las calles de Cancún, la realidad es otra y la padecemos todavía por la gran cantidad de baches que hay en la ciudad.

Pero regresemos al meollo del asunto:  Julián Ricalde inicia campaña a la presidencia municipal de Cancún, con todo el apoyo económico de Gregorio Sánchez y los funcionarios municipales de esa administración muchos de ellos señalados como los dilapidadores del erario público para su beneficio personal.

Algo que no estaba en el script era la aprehensión de Gregorio Sánchez y su encarcelamiento por poco más de un año acusado de lavado de dinero y narcotráfico.

Entonces Julián Ricalde se siente liberado, Juan Camaney y sus corifeos le hacen creer que ganó por su simpatía.

Pero, oh sorpresa, Gregorio Sánchez sale libre gracias a su dinero y la contratación de abogados chuchas cuereras simpatizantes del PAN.

Y comienzan las desavenencias: Greg acusa a Julián Ricalde de haber alterado su declaración patrimonial y las relaciones se tensan hasta romper el hilito.

Pese a eso, se entrevistan al parecer en buenos términos, pero la herida está ahí. No ha sanado y todavía duele.

La elección interna del PRD por consejeros nacionales y estatales los vuelve a enfrentar porque ambos quieren decidirle las candidaturas de los puestos de elección popular. Y no solo eso, Greg Sánchez se siente con el derecho de buscar una senaduría, que por cierto en otra elección perdió a manos de Pedro Joaquín.

Ya sin poder conciliar nada, se dan hasta con la cubeta en la “cochinada” de elección que se dio en el estado, donde todo indica nadie resultó ganador y ahora tendrán que pactar con grupos minoritarios  para alcanzar la mayoría.

Pero no todo quedó ahí, Julián Ricalde decide ir por los culpables del desfalco a las arcas municipales y entre las patas, se va Gregorio Sánchez, Latifa Muza Simón y el propio Ricalde Magaña, quien ante  la opinión pública se compromete a dar los nombres de quienes saquearon al erario público de Benito Juárez.

Ahora, otra pregunta: Quién mordió la mano de quién.

Dicen en mi pueblo que cuando la perra es brava hasta lo de casa muerde.

El desenlace de esta novela que sólo le compete al PRD y a sus dirigentes, deberá ser salomónica o de lo contrario, en la próxima elección morderán el polvo.

Por qué hay de ratas a ratas y de ratones a ratones, pero al final todos roban y el que paga los platos rotos es la ciudadanía,  con nuevos impuestos, con aumento al predial y con calles en pésimas condiciones y deficiente alumbrado público entre otras lindezas como el terrorismo fiscal y la nula seguridad pública.

Recuerden que en la política no hay palabra. Para sugerencias, recordatorios y proposiciones indecorosas favor de escribir a emilio_cancun@hotmail.com o llamar al 998214720.

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