Corre la voz
Jorge Castro Noriega
Si bien la reelecta alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, ha venido punteando en las últimas encuestas de preferencias electorales, en dos ocasiones las circunstancias amenazaron con pegarle en la línea de flotación a su más importante proyecto político: la gubernatura de Quintana Roo.
Primero: La forzada irrupción en el “hándicap” -hoy vemos que sólo mediática y especulativa- del personalísimo amigo del presidente López Obrador, Rafael Marín Mollinedo, quien en el último día del plazo para el registro de precandidaturas se bajó del caballo y dijo: “No voy. El Presidente me ha pedido que me quede a su lado”.
Y segunda: La caída en el tablero político nacional de dos de sus pilares más fuertes en su conexión con el poder presidencial y partidista nacional, como lo fueron Julio Scherer, en su momento, y más recientemente, Santiago Nieto, por su boda extravagante en Guatemala, que tanto indignó al mandamás de Palacio Nacional.
Sin embargo, tras el desenlace del proceso oficial para la inscripción de precandidaturas el pasado viernes, en el análisis podemos concluir que si bien la fortaleza de Mara no ha decaído y sus posibilidades de conseguir la candidatura de Morena siguen siendo amplias, la inscripción de otros 13 aspirantes a la “grande”, entre ellos su acérrima rival Marybel Villegas y dos pesos completos como Luis Alegre y José Luis Pech, ponen el piso más parejo en la justa interna y nadie que se precie de prudente puede poner apuestas en firme sobre la mesa.
Al cierre del plazo para los registros, a la medianoche del viernes estos cuatro punteros habían cumplido con el requisito de ley de registrar sus precandidaturas a la silla grande que Carlos Joaquín dejará vacante el próximo año.
Porque aunque también lo hicieron la repudiada ex alcaldesa de Solidaridad, Laura Beristain y el fantasmagórico “amigo y representante” de AMLO en el estado, Alfredo Kanter Culebro, junto con un puñado más de ilusos pretendientes a la gubernatura, nos queda claro que sólo entran al proceso en calidad de “bultos”.
Cabe mencionar que la participación de la aguerrida Marybel Villegas y del ex diputado federal Luis Alegre, se mantuvo en la incógnita hasta el sábado en la mañana, pues el plazo para anotarse había concluido horas antes y ninguno de ellos había revelado si entraron o no al juego, por lo que se especulaba que podrían haber declinado de último momento.
Hasta antes de oficializar su registro, la senadora sólo había posteado una frase en sus redes sociales: “Donde hiciste bien las cosas, siempre te van a extrañar”, reavivando la especulación de que se iría de Morena para buscar la candidatura en otras trincheras, donde por cierto ya tiene algunas puertas abiertas. Pero al final, dio la sorpresa y anunció que siempre sí se anotó.
Por el mismo tenor iban las especulaciones sobre la decisión de Luis Alegre, quien guardó el secreto de su inscripción hasta el día siguiente. Los rumores alentaban la versión de que el representante presidencial del Tren Maya en la entidad, al igual que Rafael Marín Mollinedo, había decidido permanecer en el cargo conferido por AMLO, en espera de lo que pudiera ser un salto cuántico en su carrera: Un posible interinato en la gubernatura para cerrar el sexenio de Carlos Joaquín si, a como corre insistentemente la especie, éste pueda ser convocado por el presidente a la Secretaría de Turismo del gobierno federal.
En la baraja de las cartas de Morena, dos mujeres y dos hombres son los que ya están apuntalados para las encuestas mediante la cual Morena elegirá a su candidato a la “grande” en 2022: Mara Lezama, Marybel Villegas, Luis Alegre y José Luis Pech.
Los demás -y no se ofendan-, sólo van como relleno para investir de democracia el proceso interno de Morena. Pero, sobre todo, para evitar los vergonzosos papelones de la elección pasada que pusieron en entredicho no sólo la legalidad del proceso sino, sobre todo, la honestidad de quienes fueron sus operadores.
Eso, ya advirtieron desde Palacio Nacional, por ninguna razón debe volver a ocurrir.