Tras explosión en fábrica de fertilizantes

Vista general de los restos de la planta de fertilizantes que estalló en West, Texas.

West, Texas, Estados Unidos.- La lluvia contribuyó ayer a aplacar los incendios y limpiar el aire en West, Texas, donde la explosión en una fábrica de fertilizantes dejó entre cinco y 15 muertos y más de 160 heridos.

El portavoz de la policía de la localidad cercana de Waco, Patrick Swanton, indicó en una conferencia de prensa que no se conoce el paradero de al menos tres bomberos que concurrieron a la planta de fertilizantes West para sofocar un incendio antes de las explosiones.

“El área permanece vedada para la prensa y bajo control policial, porque hubo algunos incidentes de saqueo”, explicó el portavoz.

“Esto es causa de una gran preocupación para nosotros, ésta es nuestra comunidad y haremos todo lo posible para protegerla”.

“No es adecuado que la prensa entre, debido a las condiciones de las casas y los fuegos que siguen ardiendo”, indicó Swanton.

No obstante, añadió que “la lluvia ayudó ayer a aplacar las llamas y a limpiar el aire de posibles contaminantes”.

La planta de fertilizantes almacenaba 24.5 toneladas de amoniaco y tras el estallido, que devastó entre 50 y 60 casas, se temió que hubiese gases tóxicos dispersándose en el área.

“Hay tres bomberos desaparecidos y otro, que antes no había sido localizado, está en un hospital recibiendo asistencia por las heridas que sufrió”, manifestó el sargento Swanton.

“Hay otros bomberos desaparecidos pero no sé el número”, añadió. “Este es un cuerpo de bomberos voluntarios, tienen un gran contingente de personas dispuestas a arriesgar su vida para proteger a la comunidad, y no sé cuántos están localizados y cuántos no”, puntualizó.
Swanton, quien ha indicado que toda el área se considera una “escena del crimen”, añadió que no se ha determinado la causa del incendio que precedió al estallido.

Agregó que entre los investigadores se cuenta la Agencia federal de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, por su siglas en inglés).

La explosión, que el alcalde de West Texas, Tommy Muska, describió como “una bomba nuclear” demolió casas y un edificio de 50 apartamentos en un radio de cinco manzanas y forzó la evacuación de la mitad de los 2 mil 800 habitantes de la localidad, al sur de Dallas.