Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Muy pronto se esfumó el sueño democratizador de la alianza opositora y la oportunidad de recuperar la Presidencia de la República en el 2024. Los mexicanos acariciaron por un instante la posibilidad de tener una candidatura ciudadana que no obedeciera a intereses de partido ni fuera cuota de poder o negociación de ambiciones personales o de grupo. Nuevamente nos engañó la gitana.
El ya lejano triunfo aliancista en las elecciones intermedias de 2021 no resultó la intentona de frenar el avance de la 4T y anular los caprichos presidenciales. A dos años de distancia, las cúpulas de los institutos políticos volvieron a traicionar a los ciudadanos y echaron por la borda el voto de confianza que les dio la clase media y pensante en los pasados comicios. Por un momento, el electorado creyó en el proyecto civil que prometieron las dirigencias de los tres institutos políticos opositores de, con bases realmente democráticas, organizar un frente amplio que impulsara a un candidato de origen eminentemente ciudadano, no las mismas caras que, aun con carrera y reconocimiento social, son ya cartuchos quemados, y se daría paso a nuevos rostros, noveles cuadros que enarbolaran las demandas de la sociedad.
Les creímos y nos fallaron, todavía no bien se hizo el anuncio de cuáles serían las reglas para definir al prospecto y de inmediato se bajaron de la contienda varios suspirantes por no estar de acuerdo con la fórmula de selección, se desintegró el Comité Elector Ciudadano que certificaría el proceso y otros exhibieron los vicios y carencias de las bases emitidas. De los nombres que prevalecen, pocos son de origen ciudadano, que no despiertan la pasión de los votantes. ¿Dónde quedaron las encuestas reales, los focus group que tanto cacarearon? Es más, de lo mismo. Que ya no iban sobre la popularidad, sino por el conocimiento, la experiencia, la cercanía con la gente, la empatía, un origen ciudadano y no tan partidista, que estrenarían las primeras vueltas. Ese incierto arranque asegura el triunfo de la 4T, que no canta mal las rancheras.
Tan bueno el pinto como el colorado. Se jactan los cuatroteistas de que los aliancistas les copiaron el método de selección, pero se olvidan que su proceso es una mera simulación, que el presidente, así como dice saber quién es el candidato opositor, también conoce a su corcholata ganadora. La contienda preelectoral es una farsa al más puro estilo priista, el dedazo del gran elector señalará al ungido. Los demás tendrán premios de consolación en el Congreso o en el gabinete, lo que es una burla al electorado, quienes tendrán que sufragar por cartas ya marcadas. Las mismas tretas y artimañas antidemocráticas del viejo régimen, sobre todo de los populistas, a los que tanto gusta imitar en este sexenio.
¿Realmente el inquilino de Palacio Nacional creerá que engaña a los ciudadanos?, seguramente pensará que sí y los resultados en los comicios mexiquenses demuestran que le asista la razón. Persiste la obnubilación de los ciudadanos en todo el país que creen a pie juntillas la narrativa oficial, al más puro estilo goebbeliano las mentiras que se dicen en las mañaneras más el uso electorero de los programas sociales hacen que la gente deposite su confianza en el todo poderoso tlatoani -y en sus testaferros-, quien los mantiene en la pobreza, pero les ayuda a sobrevivir con las dádivas del subsidio oficial.
Tan bueno el pinto como el colorado y para las elecciones presidenciales de 2024 la 4T y la Alianza presentarán a los candidatos que imponen, por un lado, el gran elector, y por el otro las negociaciones a que lleguen las cúpulas partidistas. En ambos casos, los “perdedores” tienen asegurados premios de consolación. Tendremos que esperar para mejor ocasión que prosperen las propuestas de la sociedad civil, continuaremos con los vicios del sistema de partidos y la vieja tradición del dedazo presidencial. Lejos quedará la cultura de la ciudadanización electoral.