• La mayoría de los taxistas en Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres, Tulum, Cozumel y Chetumal son abusivos y groseros con el turismo y la gente local

José Luis Montañez

Más del 50 por ciento de las unidades que dan servicio de taxi en los once municipios de Quintana Roo son carcachas, vehículos viejos, sucios, malolientes, con la carrocería parchada hasta con yeso, representado un peligro para los miles de usuarios, sobre todo turistas nacionales y extranjeros, que tienen que pagar tarifas abusivas en la Zona Hotelera de Benito Juárez hasta de mil pesos o más.

Los conductores, la mayoría de ellos adictos al alcohol y las drogas, usan las unidades como cantina o sitio para vivir. Eso huele a rayos, la verdad.

Es el resultado de que por décadas y años ese gremio ha sido utilizado por funcionarios deshonestos como un banco de votos para el partido en turno en el poder.

Sus líderes se vuelven personajes intocables e influyentes y usan su poder para someter a las autoridades que tienen como encargo regular este transporte público.

Desde que llegan a Cancún, por el Aeropuerto Internacional, los turistas son acosados por “coyotes” que capturan a su presa para cobrarle tarifas estratosféricas en dólares y por adelantado.

Hubo el caso de un taxista del Aeropuerto Internacional de Cancún que “reventó” a un turista extranjero con una dejada de mil dólares por llevarlo de una terminal a otra, dentro del mismo aeropuerto, lo que no significa una dejada mayor de diez minutos.

El visitante se quejó y al chofer no le quedó otra que regresar la “copa”, pero “sin copete” y luego se fue muy campante el angelito, en lugar de ir a la cárcel por ladrón.

Pero su líderes, y los mismos dueños de concesión, y hasta los chafiretes hacen de las suyas y se pasan las leyes, y a las mismas autoridades, por “el arco del triunfo”, ya que ambos saben que en las próximas elecciones, sus votos y los de sus familiares serán tan útiles para encumbrar a funcionarios bisoños, prepotentes y corruptos, en los cargos que se rifan por decenas en cada proceso electoral.

Y mientras, el turista, el ciudadano común y corriente y el de a pie… Pues que se joda..!

Qué no..?