Acusa EU a líderes zetas de manejar el Cártel del Noreste desde la cárcel

 

Va contra el “Z-40” y el “Z-42”

 

  • Dos hermanos controlan una de las organizaciones de narcotraficantes más violentas de México

 

Los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, alias ‘Z-40′ y ‘Z-42′, ex líderes de Los Zetas, dan órdenes, desde la cárcel, al Cártel del Noreste (CDN) y a las Tropas del Infierno, acusó la Corte Federal del Distrito de Columbia.

 

Fiscales de Estados Unidos acusaron formalmente a Miguel Treviño Morales (el Z-40), detenido en 2013, y a su hermano Omar Treviño Morales (Z-42), detenido en 2015, dos líderes fundadores de Los Zetas, de dirigir al sanguinario Cártel del Noreste desde prisión, donde permanecen desde hace más de una década, con procesos de extradición pendientes, según una acusación hecha pública en Washington.

La acusación de la Corte Federal del Distrito de Columbia, con sede en Washington se dio a conocer el mismo día en que se anunció la sentencia a 38 años de prisión de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública de México, que fue declarado culpable por un jurado en Nueva York por recibir millones de dólares en sobornos para proteger al cártel de Sinaloa que supuestamente combatía.

Según el documento, Miguel Treviño Morales, detenido en 2013, y su hermano Omar Treviño Morales, en 2015 -apodados el “Z-40” y el “Z-42” respectivamente- “renombraron a Los Zetas como Cártel del Noreste” (CDN) y desde la cárcel “continuaron controlando el cártel e instalaron a varios familiares” para que operaran desde fuera.

Los Treviño Morales están acusados por los fiscales estadunidenses de participar en una organización criminal, de conspiración para el tráfico de drogas, de delitos con armas de fuego y de conspiración para el lavado de dinero.

“El CDN sigue siendo el cártel sucesor de Los Zetas y continúa las actividades criminales de narcotráfico llevadas a cabo anteriormente por Los Zetas”, agregó el documento.

Actividades delictivas aún estando en la cárcel

 La publicación de la acusación supone un fuerte cuestionamiento a las autoridades federales mexicanas que, según lo expuesto por los fiscales estadunidenses, no han podido mantener a esos narcotraficantes alejados de las actividades delictivas aún estando en la cárcel, donde los reclusos pueden celebrar a menudo un gran número de reuniones con escasa vigilancia, lo que les permite pasar mensajes al exterior.

Además, los problemas de autogobierno y corrupción en las cárceles mexicanas no son algo nuevo, según han reconocido distintos informes oficiales en numerosas ocasiones.

La prisión estatal de Piedras Negras, en el estado norteño de Coahuila y a sólo seis kilómetros de la frontera con Estados Unidos, sirvió al menos entre 2010 y 2011 como un centro de operaciones de Los Zetas, cuyas instalaciones lo mismo eran utilizadas para modificar vehículos y confeccionar uniformes como para encerrar a secuestrados y disolver en diésel los cadáveres de sus víctimas, según una investigación de una universidad pública de 2017.

Y el ex líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán -que cumple ahora cadena perpetua en Estados Unidos- escapó en dos ocasiones -en 2001 y 2015- de dos cárceles de máxima seguridad mexicanas.

Los Zetas surgieron como brazo armado del Cártel del Golfo en Tamaulipas, el estado de la esquina noroeste de México, fronterizo con Texas. Después se escindieron del grupo sembrando terror en todo el país y fueron el principal objetivo de la guerra contra los cárteles lanzada por el presidente Felipe Calderón (2006-2012).

Fueron los autores de algunas de las masacres más impactantes de la historia reciente de México, como los masivos asesinatos a migrantes en Tamaulipas.

El bastión del renombrado Cártel del Noreste está actualmente en la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo, el lugar “donde los grupos delincuenciales agreden más a las Fuerzas Armadas, tanto al Ejército como en su caso a la Guardia Nacional”, reconoció esta semana la presidenta Claudia Sheinbaum.

“Durante décadas, estos individuos han controlado una de las organizaciones de narcotraficantes más violentas de México, cometiendo y dirigiendo la comisión de horribles atrocidades contra nuestros vecinos, el pueblo de México, y también en los Estados Unidos”, dijo el fiscal federal de Distrito Oeste de Texas, Jaime Esparza, según un comunicado del Departamento de Justicia estadunidense.

“Nada es más importante que llevar ante la justicia a individuos peligrosos como estos. Esperamos trabajar con el gobierno de México para llevar ante la justicia a estos brutales líderes narcotraficantes por los numerosos crímenes que han cometido”, apuntó.

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