• Son personas que viven del aplauso, el agradecimiento y algunas monedas

Las vendedoras hacen su labor y reciben algunas propinas.

Invierten su tiempo en un autoempleo que no está bien regulado, el cual es temporal y de horario libre, no cuentan con un sueldo fijo y la base de su esfuerzo está sustentada en lo que la gente quiera otorgarles por su servicios o shows de entretenimiento, no cuentan con prestaciones, ya que no están sujetos a ninguna empresa formal.

En zonas como Cancún existen miles de personas que viven de este tipo de trabajo, situándose en las zonas más concurridas por turistas. Éstos hacen su aparición con disfraces típicos, trajes emplumados y exóticos atuendos para llamar la atención de los transeúntes que gustan de mirarlos o tomarse una fotografía con ellos.

Por otra parte, están aquellos que ofrecen su ayuda a los paseantes, cargando su equipaje; los marchantes, que además de una comisión por la venta, dependen en gran parte de lo que la gente les regala y aquellos que en base a sus trabajos artesanales también dependen del aplauso y la gratificación de los vacacionistas.