- Inspectores lo tienen en jaque
Boleando y reparando zapatos no alcanza para pagar uso de suelo, considera don Jorge Alonso, mientras acomodaba su cuerpo sobre un banco de madera para empezar a reparar el calzado de su cliente.
Cancún.- Boleando y reparando zapatos no alcanza para pagar uso de suelo, alegó don Jorge Alonso, mientras acomodaba su delgado cuerpo sobre un banco de madera para empezar a reparar el calzado de su cliente.
El edén le quedó chico, dijo en relación al estado de Tabasco de donde es oriundo, ya que mantener una familia con tres hijos estudiantes lo obligó a venir a tierras quintanarroenses en busca de una oportunidad, que permitiera mandar el sustento a su familia.
Desde hace 8 años trabaja en la zona del Crucero y en el Parque de las palapas donde los inspectores tienen en jaque a todos los boleadores que como él, llevan un banco y porta pie con toldo en forma de cuadro, que por sus dimensiones según los inspectores tienen que pagar uso de suelo, permiso o mínimo “mocharse”.
Indignado, sudando la “gota gorda” por caminar varias calles, el zapatero de 48 años, vestido con playera azul de rayas, bermuda y tenis, alegó que en otros tiempos ser bolero sí era un buen negocio, pero desde que sufren el acoso de los inspectores, que los persiguen en todos lados, ya 200 o 500 pesos no alcanza al día porque tienen que sacar para la “mochada”.
Con tristeza detalló que la vida que tenían cada vez va cambiando ya que logró hacerse de una modesta casita que todavía está pagando, pero como sus hijos estudian ya no le alcanza y teme perderla por eso los fines de semana sale a la calle a trabajar de zapatero o de lo que se pueda.
