Vicente Fernández es y seguirá siendo El Rey

  • Ante más de 85 mil personas, el ídolo de 76 años hizo vibrar al estadio Azteca con su histórico concierto de tres horas con 35 minutos, tiempo en el que interpretó 56 canciones
  • No se podía retirar sin cumplir con su famosa frase: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar”
  • Lo acompañaron una orquesta, una veintena de mariachis, encabezada por el mariachi Vargas de Tecalitlán
  • #AdiosDeUnGrande #ChenteSigueSiendoElRey #Chente #UnAztecaEnElAzteca
Arturo Arellano

 

“Un buen ranchero dos cosas debe tener, una mula y una vieja, pero debe saber que la mula no sea tan vieja, ni que la vieja sea tan mula”, le dijo a la concurrencia, luego de tomarse su primer trago de tequila. / Foto: Lulú Urdapilleta.

“Un buen ranchero dos cosas debe tener, una mula y una vieja, pero debe saber que la mula no sea tan vieja, ni que la vieja sea tan mula”, le dijo a la concurrencia, luego de tomarse su primer trago de tequila. / Foto: Lulú Urdapilleta.

 

Don Vicente Fernández, nacido en el pueblo de Huentitán El Alto, Jalisco, el 17 de febrero de 1940, con 76 años de vida, con una exitosa carrera en la que ha acumulado más de 70 discos, 30 películas, algunas apariciones en telenovelas y un sin fín de memorables conciertos. ¿Qué mejor homenaje en vida y despedida podría tener este rey de la música popular mexicana?, que un concierto sin precedentes en el colosal estadio Azteca, lugar en el que convocó a más de 85 mil personas para presenciar su emotivo retiro definitivo de los escenarios, porque ya lo dijo “cuando yo digo algo lo respeto y si digo que me retiro, me retiro”, no sin antes por supuesto, una espectacular última vez, donde su vástago Alejandro Fernández fue personaje también de la parte musical con un dueto.

La despedida de este grande ya se venía cocinando desde el 2012 cuando en algunas declaraciones constató lo difícil que era seguir llevando el ritmo de vida entre concierto y concierto, con su delicado estado de salud; sin embargo, en aquel entonces y durante los próximos cuatro años siguió siendo fiel a su tan conocida frase “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, ‘Chente’ no deja de cantar”.

Sin duda, las escalas al hospital luego de algunos shows y la recomendación de sus médicos fueron las principales causas de esta decisión, radical pero justa y adecuada para un hombre que entregó toda su vida a los escenarios. El público estará eternamente agradecido y clara prueba fue su asistencia al estadio Azteca el pasado sábado, que se tornó nostálgico y lleno de emociones encontradas ante la entrega de este gigante.

Desde su infancia “El Charro de Huentitán” tenía claro su futuro, tan es así que con no más de 10 años de edad ya le afirmaba a sus padres Ramón Fernández y Paula Gómez, dedicados al campo, que él seguiría los pasos de su ídolo Pedro Infante y así fue, convirtiéndose ahora en uno de los íconos más importantes de la escena de la música regional mexicana, teniendo sus inicios en la Plaza de los Mariachis en su natal Guadalajara y en el cabaret “El Sarape”, donde sufrió los primeros gajes de este exigente oficio, pero que sin duda valieron la pena, pues en la actualidad cuenta con una cifra aproximada de más de 50 millones de discos vendidos en todo el mundo, lo cual le hizo acreedor a una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Sin embargo, la despedida de los escenarios de “Chente” era inminente y con una marea de emociones llegó su aparición en el coloso de Santa Úrsula en punto de las 21:20 horas, portando el traje de charro como nadie más podría haberlo hecho para interpretar cada uno de sus éxitos, haciendo un total de 56 temas durante esta maratónica presentación. Sus primeras palabras fueron de agradecimiento “Gracias a ustedes, hasta un ignorante como yo pudo tener, pero hay una cosa que no se da ni con todo el dinero del mundo y eso ustedes me lo han regalado sin ponerles una pistola en la cabeza” dijo, para entonces interpretar “No me sé rajar” y “Que te vaya bonito”, seguidas de la frase que todos querían escuchar “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar”, para seguir con “100 años” y “Mujeres divinas”, sin duda arrancando con mucha fuerza, haciendo un inicio a la altura de las condiciones.

Mientras “Chente” daba veracidad de su espectacular talento y envidiable potencia vocal a sus 76 años de edad, en las pantallas se pudo observar un grupo de personas que tuvieron un acceso y atención especial al concierto, debido a sus condiciones físicas, ya que todos estaban en sillas de ruedas. Además, se aprovechó también para realizar una divertida dinámica con “Chente Cam” que invitaba a las parejas captadas en video a darse un apasionado beso”.

Los siguientes temas en el repertorio fueron “Hermoso cariño”, “Lástima que seas ajena” y otros como “Me voy a quitar de en medio”, que entre tema y tema denotaba una gran emoción, tal que le llevó a decir en repetidas ocasiones “Mientras más aplaudan, más canto, y mientras más griten, peor”, seguido de un momento de gritos y aplausos de parte de su gente, a la par Vicente Fernández cerraba los ojos y levantaba el micrófono en un momento que él sabía sería único en su vida, por lo que seguramente no quería perderse ningún sonido, aroma, gota de sudor.

El concierto fue en avanzada y como es costumbre del “Charro Mayor de México”, se tornaba para ser maratónico, lo cual parecía no tener preocupados a los asistentes que jamás se despegaron de sus asientos, pese que la media noche estaba entrando cuando “Chente” cantó “Para siempre”, “Estos celos”, “Te juro por Dios”, “Ando que me lleva” y la que hizo cimbrar a todo al Azteca, sin duda la más cantada, emotiva y ruidosa de la noche “Acá entre nos”, que sirvió para que todo el mundo se uniera a una voz, a una emoción y a un sentimiento, el de celebrar a uno de los últimos ídolos tradicionales y auténticos de la canción mexicana, uno al que la vida le permite llegar a la tercera edad y seguir deleitando a sus fans, virtud de la que no pudieron gozar personajes como Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Solís o José Alfredo Jiménez.

Su legado no sólo fue musical

“Esto es lo que me gustaría dejarle de herencia a mis hijos, para que cuando Dios me recoja digan con humildad ‘somos hijos de aquel señor que hizo dos cosas: uno, trabajar mucho para darnos a nosotros todo lo que él no tuvo en su infancia y, el otro, ser capaz de quedarse muerto en un escenario tan sólo por llevarse a la tumba lo que más hizo en esta vida, su presencia, su cariño, su respeto, sus aplausos’. Eso me gustaría”, estas fueron algunas de las palabras de Don Vicente con las que hacía referencia a su legado en trabajo, en cuestión artística, pero vaya que este no se limita sólo a ello, pues a la llegada de su vástago Alejandro Fernández al escenario fue mucho más allá.

“Les presento al más pequeño de mis potrillos” dijo “Chente” a lo que Alejandro respondió “Qué noche tan especial, estoy muy emocionado, gracias papá por este legado que nos has dejado a todos los mexicanos. Te prometo, te juro, que no voy a dejar morir la música mexicana”. Para entonces cantar “Paloma querida”, luego Alejandro se quedó solo en el escenario y aprovechó para cantar “Mátalas” y “Mi padre”, mientras tanto se proyectaban imágenes en las pantallas gigantes por supuesto con memorabilia familiar. Vicente Fernández, entonces hizo un cambio de vestuario.

A su regreso, continuó con temas del repertorio mexicano, éxitos conocidos también en los talentos de personajes como José Alfredo Jiménez, Tony Aguilar padre, Juan Gabriel y Joan Sebastian, de este último cantó antecediendo “estas canciones me da mucho gusto cantarlas, pero al mismo tiempo me lastima, yo sé que las aplauden mucho, así que aquí van”.

Luego de cantar “Te vas a volar” explicó y preguntó “Tuve tantas enfermedades en estos tres años y estaba tan gordo, ahora los trajes me quedan grandes, ¿me dan permiso que toquen los muchachos del mariachi dos o tres canciones mientras yo vengo para darles las otras dos horas y media?”, promesa que cumplió ante su extasiado público que sin duda tendrá este concierto por siempre en sus corazones y memorias, tal y como lo será para el más grande de la música ranchera en México, el señor Don Vicente Fernández.

La recta final del concierto y por supuesto la más nostálgica y emotiva se dio con la presentación del tema “El rey” por todos esperado y que fue antecedido con un homenaje en video donde participaron artistas como Thalía, Plácido Domingo, David Bisbal y Marco Antonio Solís, interpretando el mismo tema. Con esto, “Chente” hizo su salida en falso para después regresar ante la petición del público y cantar “Volver, volver” y “México lindo y querido”, que interpretó con una bandera mexicana en los hombros, mientras la pirotecnia y papeles tricolor adornaban el cielo de este memorable espacio.

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