Obispos hablan con líderes del narco, pero no hacen pactos, aclara Arizmendi

 

Atienden quejas

 

  • Les piden respetar personas y bienes de la gente

 

El cardenal Felipe Arizmendi aclaró que no se pacta con cárteles del crimen organizado, pero sí se trata de convencer a sus líderes de que cambien de vida y respeten a las personas y sus bienes.

 

“Los obispos intentamos hablar con líderes del crimen organizado porque no podemos quedarnos sólo en quejas y lamentos contra el gobierno, que no ha logrado pacificar al país”, confirmó el cardenal y obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Felipe Arizmendi Esquivel.

“La intención no es hacer pactos de conveniencia personal, sino tratar de hacerles ver (a los delincuentes) la necesidad de cambiar de vida, de respetar personas y bienes de la gente y no generar más inseguridad”, precisó.

El jerarca de la Iglesia católica aclaró que no se pacta con cárteles del crimen organizado, pero sí se trata de convencer a sus líderes de que cambien de vida y respeten a las personas y sus bienes, luego de reconocer que él sí ha tenido entrevistas con líderes locales de la delincuencia en municipios como Tejupilco, Luvianos, Tlatlaya, Amatepec y San Simón de Guerrero, en la región de Tierra Caliente.

Arizmendi Esquivel refirió que los más afectados por la delincuencia organizada son los campesinos y pequeños comerciantes, quienes ya no aguantan pagar las extorsiones exigidas.

Como ejemplo reciente se encuentra el “estallido” de la violencia en la localidad de Texcapilla, municipio de Texcaltitlán, donde comuneros se enfrentaron a “matones” al servicio del Fresa y el Pez, porque los extorsionaban con el pago de “derecho de piso” por sus cultivos de maíz, haba y avena, además que controlan los precios de pollo, huevo, gas licuado y gasolina, fenómeno que se ha extendido junto con la extorsión que hacen a gran parte del Valle de Toluca, como la misma capital mexiquense, Zinacantepec y Almoloya de Juárez.

“Muchos cierran sus negocios, huyen a otras partes, incluso a Estados Unidos, por su propia seguridad. Nosotros (los sacerdotes) debemos hacer lo que más podamos por la comunidad, pues para eso hemos sido llamados por Dios, a pesar de los peligros que nos exponemos”, finalizó el obispo emérito de San Cristóbal.

Al preguntarle al arzobispo de la Arquidiócesis de Toluca, Raúl Gómez González, si esta forma implementada en recientes fechas también por obispos de Guerrero, de tener diálogo con criminales para alcanzar la paz en sus regiones, podría funcionarle al gobierno del Estado de México, el cardenal puntualizó que “se le invitaría a que lo hiciera, que lo analice y ojalá no falte el pan en la mesa de todos para que no sea por falta de trabajo que se vayan con los narcos”.

Cabe recordar que, en Guerrero, Salvador Rangel, obispo emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, y el obispo José de Jesús González han hecho público que jerarcas religiosos en Tierra Caliente han dialogado con líderes criminales para llegar a un acuerdo de paz.

La zona sur mexiquense se integra a la región de Tierra Caliente, conformada por Guerrero, Michoacán y Estado de México, donde predomina el cártel de La Familia Michoacana, cuyos líderes son los hermanos Johnny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, el Pez y el Fresa, respectivamente, quienes han operado sus acciones delictivas desde el municipio de Arcelia, Guerrero. Incluso, la entonces procuraduría del Estado de México ofrecía una recompensa de medio millón de pesos a quien diera información que condujera a su captura.

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