José Luis Montañez

El temor de que el huracán “Beryl” causara los mismos daños o peores que “Otis” en Acapulco en octubre de 2023, hizo que los dueños de comercios, casas habitación y edificios en Cancún y otros municipios de Quintana Roo, protegieran su propiedades prácticamente con palos y láminas viejas, ante la voracidad de comerciantes que vendieron una tabla de triplay en 2,500 pesos y un rollo de cinta canela en 750.
Al parecer los funcionarios y empleados de la Profeco salieron de la entidad despavoridos, pues en los teléfonos para reportar abusos no contestaron jamás en casi 48 horas.

Quintana Roo ha tenido un año muy difícil en cuanto a turismo se refiere, pues de los primeros seis meses de 2024, náuticos reportan cero ingresos en dos.

Esto, como resultado de la poca o nula promoción turística en el extranjero y en México de nuestros destinos turísticos de fama mundial.

A la orden del día los abusos de hoteleros, náuticos, comerciantes y transportistas, sobre todo taxistas, que agregados a la inseguridad, el narcomenudeo y el clima, golpean de manera constante y más fuerte que el huracán “Beryl” a Cancún, Cozumel, Playa del Carmen, Tulum e Isla Mujeres, que son los motores de nuestra economía turística en la entidad.

Y ante tanto abuso y desorden, funcionarios de primer nivel aquí, parecen estár más preocupados en maquillar la realidad de la entidad y ser llamados al gabinete de la Presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum.