• Datos obtenidos dejan entrever que el suicida ya había estado planeando con anticipación su muerte por problemas económicos y familiares

Martín Vázquez

El domicilio es el marcado con el número 175 de la calle Cisnes, entre las calles 90 Avenida Sur y 95 avenida sur, de la colonia Flamingos de esta ciudad

Cozumel.- El taxista  Miguel Valenzuela Teherán, de 56 años de edad, al no poder superar la presión de sus problemas económicos y familiares, decidió terminar con su vida pegándose un tiro en la cabeza, en el interior de su domicilio.

Ayer poco después de las cinco de la tarde y encontrándose bebiendo en la sala de su casa, mientras no se encontraba su esposa y dos hijos, tomó un revolver de su propiedad, calibre 9 milímetros, y se pegó un tiro en la sien derecha, atravesando la bala hasta salir por el otro lado de su cabeza.

El arma de fuego la tenía registrada a su nombre porque antes de ser taxista fue militar.

De acuerdo con datos obtenidos en la Procuraduría, el hoy occiso vivía con fuertes deudas económicas, toda vez que tampoco andaba bien su relación sentimental con su esposa, a la que le dejó dos cartas póstumas y algunas indicaciones específicas de qué hacer para pagar las deudas que él tenía.

En una de las cartas pide no culpar a nadie de su muerte y que él voluntariamente ha tomado esa fatal decisión, desde hace ya algunos días.

Lo anterior, y otros datos obtenidos, dejan entrever que el taxista ya había estado planeando con anticipación su muerte, pues en uno de los cuartos habían papeles escritos con frases tales como  les amo, les amará por siempre, perdónenme”, y leyendas de despedida similares.

Según fuentes cercanas al hoy occiso, Miguel Valenzuela preparó todo, meticulosamente, ya que se encontraba en la sala de su casa, tomando cervezas y a su lado tenía el arma, ya cargada y preparada, y justo cuando su esposa llegaba de fuera e iba a abrir la puerta del predio, accionó el revólver, presuntamente porque quería cerciorarse de que ella se enterara de su muerte.

Como era de esperarse, la señora (cuyo nombre no se proporcionó) solicitó auxilio a la Cruz Roja, pues Miguel no falleció al momento.