De cinco estrellas
Victoria González Prado
A sólo 45 kilómetros de la capital guatemalteca se yergue Antigua, una ciudad cautivadora a la que hay que conocer caminando y recorrer sus calles para apreciar en toda su extensión las construcciones que sobresalen a cada paso.
Estuve en Antigua hace poco más de 15 años y recuerdo su esplendor. Hoy, encontré una ciudad distinta, más limpia, mágica, encantadora y con lugares nuevos para los visitantes que llegan de todas partes del mundo…
Fundada un 25 de julio de 1524 por Pedro de Alvarado, estableció la ciudad de Iximché, que en repetidas ocasiones fue presa de ataques indígenas. Luego, se trasladada al Valle de Almolonga fundada como la Ciudad de Santiago de Goathemala, el 22 de noviembre de 1524.
Una inundación provocó que otra vez la ciudad se cambiara al Valle de Panchoy en marzo de 1543, como la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, denominada “Muy noble y muy leal” en 1556 y diez años más tarde Felipe II la declaró: “Muy noble y muy leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala”, azotada por innumerables sismos que destruyeron varios monumentos que se reconstruían una y otra vez, enriqueciéndose con nuevos estilos barrocos o conservando los originales. Aquella ciudad fue destruida casi en su totalidad por los terremotos de Santa Marta, el 29 de julio de 1773.
Al paso del tiempo, volvimos a Antigua, invitados por el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), a través de Graciela Salazar, consejera de Turismo en la embajada de Guatemala en México, quien nos invitó a redescubrir su país.
Antigua se quedó en el tiempo. La recorrimos por la noche y en el día y, en verdad, no alcanzan los adjetivos para decir cuánto me sorprendió otra vez su belleza sin igual, las construcciones, su gente, la limpieza y esos pequeños rincones donde disfrutas un delicioso café viendo pasar a la gente.
No hay duda, Antigua es una ciudad esplendorosa y sus imponentes construcciones te transportan aún sin querer al pasado e imaginas la vida en aquella lejanísima época colonial.
Fue en el siglo XX cuando La Antigua Guatemala empezó a recibir protección y atención como monumento histórico, nos comentó Javier, nuestro guía. Nos dijo que en 1944, fue declarada Monumento Nacional y en 1948 declarada Ciudad Emérita. En 1965 El Instituto Panamericano de Geografía e Historia la declaró “Ciudad Monumento de las Américas”; en 1969 el Congreso de la República emitió un decreto de Ley Protectora de la Ciudad de Antigua Guatemala y en 1979 la UNESCO la declaró “Patrimonio de la Humanidad”.
Javier explicó que debido a que la ciudad se encuentra en medio de tres placas tectónicas fue casi imposible conservar muchos de los monumentos originales, llevando a los pobladores a buscar nuevas técnicas de construcción antisísmicas.
Antigua Guatemala hoy, conserva un gran número de edificios coloniales restaurados, que constituyen una fracción de la esplendorosa arquitectura colonial y con ellos basta para damos una idea de la grandeza de la ciudad que recorrimos paso a paso y si nos cautivó la primera vez, hoy con nuevos lugares, hoteles y restaurantes de primer nivel Antigua nos volvió a sorprender..
Nos hospedamos en el Hotel Palacio de Doña Leonor, ubicado en el centro, a media calle del parque central. Todas las habitaciones son únicas, con estilo propio e historia. Tres master suites, tres junior suites y siete habitaciones; alberca, restaurante y un esplendoroso patio central.
Recorrimos el Convento de las Chapuchinas, cuya historia se remonta a 1725; el Arco de Santa Catalina; la iglesia del Hospital San Pedro, la iglesia y convento de la Recolección, la iglesia y convento de Santa Clara, la iglesia de la Compañía de Jesús, la iglesia de San Agustín, la ermita de la Santa Cruz, la iglesia de La Merced y el parque central que alrededor alberga la Catedral de San José, el palacio de los Capitanes, el del Ayuntamiento y el Portal de las Panaderas.
En el parque central de Antigua, en otro tiempo se instalaba un gran mercado y en días especiales era sede de fiestas públicas y desfiles militares. Hoy al centro destaca una singular fuente inspirada en la de Neptuno de la ciudad de Boloña, Italia, que fue construida en 1739, luego semidestruida y el artista guatemalteco Óscar González Goyri, allá en 1936, la reconstruyó con algunas partes de la original.
Existen en Antigua un sin fin de lugares recomendables: la Posada de Don Rodrigo, en la calle del Arco, donde desayunamos una mañana. Aquí se puede escuchar marimba en vivo y claro, es sólo una probadita de lo que puede ver en Antigua, Guatemala, porque sería interminable describir uno a uno sus múltiples atractivos y singulares rincones.
Por favor, cuando esté ahí visite las tiendas de jade una piedra preciosa por la composición de sus elementos. Es dura y densa y de bellos y brillantes colores, razones por la cuales es también la más escasa y sólo se encuentra en California, Japón y Guatemala.
El jade es parte de la historia de las culturas indígenas que se desarrollaron en la región. Los mayas la utilizaron como un adorno y servía para indicar la posición social de quien lo portaba; le dieron significados religiosos y le atribuyeron propiedades medicinales.
El jade verde simbolizó el maíz fertilizado, plumas de quetzal, abundancia, y sobre todo poder, simbolismo que contribuyó a adjudicarle un alto valor hasta el punto de comercializarlo entre ciudades mayas, por muy lejanas que éstas se localizarán.
Antigua Guatemala tiene distintos talleres que se dedican a elaborar joyas con jade, algunos de manera fabril elaboran piezas en serie, pero también hay artesanos joyeros que elaboran piezas únicas. Si le interesa el proceso de elaboración de joyería en jade, visite las principales fábricas y joyerías en donde además de vender las joyas, le ofrecen un tour dentro de sus instalaciones para ver el proceso desde encontrar y clasificar la roca en bruto, hasta la delicada elaboración de piezas muy originales.
