La mujer, en estado de indefensión

Por la Derecha..!

Luis Ángel García

 

Sin duda, 2021 fue un año negro para las mujeres en México. Estuvieron al alza la violación, la extorsión, la violencia familiar, la corrupción de personas, la violencia en todas sus modalidades y, sobre todo, el feminicidio.

Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Nacional, la violación registró un incremento del 28 por ciento respecto de 2020, el porcentaje más alto desde que se inició este registro en 2015. Mujeres denunciaron este delito en 21 mil 185 casos. En cuanto a la violencia familiar se abrieron 253 mil 739 carpetas de investigación, lo que representa otro máximo histórico.

La extorsión a mujeres se elevó un 17 por ciento, la corrupción de mujeres en 6 por ciento y la violencia de género en todas sus modalidades en 3.3 por ciento. 2021 fue el peor año en feminicidios y cada vez se emplean más armas de fuego contra las mujeres.

En todos estos delitos, menos en el homicidio doloso, habrá que anotar la cifra negra, es decir el porcentaje de casos que no se denuncian, especialmente en las violaciones, la violencia familiar y las lesiones, donde el responsable, generalmente, es un pariente cercano o conocido del círculo familiar.

Ese panorama demuestra que han fracasado no sólo las estrategias de seguridad, sino las políticas públicas de protección a la mujer, a pesar de la retórica oficial. De tal suerte que el Estado ha dejado en plena indefensión a las mujeres, las que representan más de la mitad de la población en la República. No existe un programa gubernamental que dé protección a ese 54 por ciento de integrantes de la sociedad mexicana. Existen los apoyos asistencialistas que sólo ofrecen dádivas para paliar la pobreza que no funcionan para integrar socialmente a ese sector femenino. Tampoco hay proyectos de prevención del delito que las proteja o sancione a sus atacantes y acosadores. La seguridad pública no sólo debería servir para detener a los delincuentes callejeros que agreden a la mujer, sobre todo en un país con una impunidad del 96 por ciento, sino para atacar de raíz la violencia que se ejerce dentro de la familia.

Atravesamos por una profunda crisis social que fomenta la pérdida de valores, alienta el machismo y las rémoras de una sociedad patriarcal. Esos factores incrementan la violencia contra ellas y evita que se avance hacia una cultura de respeto a la mujer. El gobierno mismo ha mantenido una política antifeminista y de poco respaldo a las demandas o reclamos de ellas. En vano han sido sus manifestaciones y protestas por los feminicidios y la violencia que se ejerce contra ellas. No han encontrado eco entre los muros de Palacio Nacional.

Mientras no se transforme la mentalidad gubernamental de no veo ni oigo, poco podemos avanzar hacia el reconocimiento y empoderamiento de la mujer. Contrario a la narrativa de la 4T y su supuesto apoyo a la mujer, la terca realidad demuestra que priva en las esferas oficiales el machismo y la hegemonía de una sociedad patriarcal.

Esperemos que otras opciones políticas reivindiquen a la mujer y no veamos ese panorama delictivo como el de 2021, que tanto las agredió.

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