- No hay señalamientos, la carretera está completamente enmontada y peligran transeúntes por tráfico de vehículos
Martín G. Iglesias
Chetumal.- En la zona sur del estado existen 17 centros arqueológicos, que están prácticamente olvidados por las autoridades. Pese haberse creado el Programa de Desarrollo Turístico del Sur (Prodesur) que define 5 regiones turísticas: Chetumal, el corredor fluvial Río Hondo, el Sistema Lagunar, el corredor arqueológico y Costa Maya, los sitios arqueológicos mayas son Kohunlich, Chacanbakán, Dzibanché, Oxtankah, Chacchoben e Ichkabal; además en 1996 se decretó el Santuario del Manatí.
Con una superficie de 281 mil 329 hectáreas, de las cuales 101 mil 320 son terrestres y 180 mil son de la parte marina, no sólo se protege al manatí, sino a otras 300 especies, manglares, aguadas, lagunas y potreros, donde habita fauna como jaguar, tigrillo, jabalí, pavo de monte, tucán, cocodrilo y otros más. Aunque en la administración estatal pasada se perdieron 3 mil hectáreas por un decreto de reforma del polígono.
Para poder llegar al santuario, se pasa por Calderitas, que por cierto, también necesita una adecuación para estar al nivel turístico de primer mundo, se sigue por la carretera que va al poblado Laguna Guerrero y de Raudales, se desvía a la izquierda, según dicen las personas que viven a la orilla del camino, ya que no existe la señalización correcta para no extraviarse.
Raudales, centro de asentamientos más lejano, dista tan sólo 31 kilómetros de la ciudad capital. Los lugares se encuentran en el tramo, en opinión de maestro Antonio Leal, esta zona podría convertirse en un corredor turístico competitivo de doble recorrido, iniciando en el boulevard Bahía, pasando por Calderitas y a otros 7 kilómetros la zona arqueológica de Oxtankah; el otro recorrido sería a Laguna Guerrero, Raudales y a la desviación rumbo a Punta Lagarto.
Todos los caminos de esta ruta están pavimentados (salvo la desviación a Punta Lagarto que es una buena terracería transitable en cualquier temporada).
Si no encuentra algún señalamiento, los lugareños seguramente lo orientarán para llegar a su destino.
Lo que pudimos observar, es que durante el recorrido, los transeúntes en bicicleta o a pie, tienen que tirarse a los matorrales, ya que los vehículos pueden atropellarlos, por no estar limpio el acotamiento de las carreteras.
Hay que considerar que lugares como el Santuario de Manatí, tiene un fin más allá de lo turístico, porque se trata de entender que la naturaleza está pidiendo un cambio para poder seguir cumpliendo su función en el planeta tierra.
