Al tiempo..!
Vladimir Galeana Solórzano*
La incidencia delictiva está a la alza en casi todos los rincones del país desde que el Presidente de la República decidiera no enfrentar a las organizaciones del crimen organizado. Y esta circunstancia ha provocado que los habitantes de la mayor parte del país estén a merced de los criminales y los homicidios hayan repuntado escandalosamente ante los vacíos de las diferentes autoridades encargadas de velar por la seguridad de todos los mexicanos, que azorados observamos la forma en que nos matan y quitan nuestras pertenencias de la forma más impune.
Cancún está entre las ciudades con mayor incidencia delictiva en Quintana Roo, de acuerdo con el Almirante Rafael Ojeda Duran, quien desempeña el más alto cargo en la Secretaría de Marina. Y fue en la conferencia Mañanera que se dio a conocer esta lamentable circunstancia que no tan sólo se presenta en Quintana Roo, sino en varias entidades, cuyos habitantes han sido presa del horror.
Lo más lamentable de esta circunstancia es que se presentó un panorama que difícilmente podrá ser revertido en los meses siguientes, porque no existe una estrategia que detenga la barbarie a la que nos han sometido los delincuentes que pareciera se han enseñoreado en todos los rincones del estado, porque ni las autoridades locales ni las federales han entendido que solamente la coordinación entre ambas instancias podrá alcanzar para reforzar esa tranquilidad tan necesaria para que los factores de la producción sigan vigentes.
Lo peor de todo es que la estrategia que ha seguido el gobierno federal ha sido un completo fracaso por esa estrategia de los abrazos, no balazos, que tanto ha publicitado el Presidente de la República y que por desgracia sigue siendo el principal motivo de los agobios de los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país que azorados observan la impunidad con la que se conducen los miembros de la delincuencia organizada y los maleantes ocasionales.
Para decirlo más claro, pareciera que la verdadera estrategia ya no está en la contención y castigo de los delitos de alto impacto, sino en colocar de forma inerme a los mexicanos para satisfacer los requerimientos de los grupos delincuenciales que hasta ahora siguen teniendo permisibilidad para convertirse en dueños de los distintos territorios en donde la actividad económica es alta. Nunca antes hubo una estrategia tan cerca a la delincuencia y lejana a los ciudadanos.
El problema de fondo es que la comisión de los delitos federales sigue siendo el sello de la delincuencia organizada y hasta ahora el propio Presidente de la República ha abdicado de su obligación de proteger a los mexicanos de todas las latitudes del territorio patrio, simplemente porque piensa que con llamados desde el púlpito mañanero es más que suficiente para alcanzar la paz, y por desgracia lo único que ha conseguido es la paz de los sepulcros a los que ha condenado a la mayor parte de los mexicanos. Pobre México, con un mandatario alejado de los hombres y mujeres de todo el país. Al tiempo.
* Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. en Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Ex presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.
