De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Lo que inició como un proceso electoral sumamente atractivo, donde la alianza opositora y la oficialista disputarían cerradamente el Estado de México, va quedando lejos de ser una contienda cerrada.
Poco a poco se va diluyendo la figura de Alejandra del Moral ante la ratificación de los diversos sondeos y encuestas que marcan una notable diferencia de dos dígitos a favor de Delfina Gómez.
Y es que dentro del equipo de Alejandra no logran ponerse de acuerdo en la estrategia a seguir y los operadores dan palos de ciego, mientras en contraste el equipo de Delfina encuentra los vericuetos por los cuales recorrer la entidad y asegurar el voto mayoritario.
Los dos principales adversarios internos de Delfina, Horacio Duarte e Higinio Martínez, se sumaron al equipo de la candidata. La principal contrincante de Alejandra, Ana Lilia Herrera, se hace la remolona, a pesar de contar con el mismo nombramiento que tiene Higinio en Morena y que le fue concedido como premio a su lealtad.
La desilusión asoma en los rostros de destacados priistas, los que ven decepcionados la abulia del gobernador por respaldar a la que él mismo eligió como su candidata y que contando con cualidades suficientes para competir, con posibilidades reales, se viene cayendo por la mala operación de sus estrategas.
Un destacado priista simplificó las cosas y estableció: Si gana Alejandra será a pesar de Del Mazo.
Meter a la familia en una campaña política no es lo más saludable y Alejandra comete ese error, sin que otros partícipes de su equipo logren convencerla de que deje afuera los lazos familiares.
Si a eso se le suma que hay contradicciones entre unos y otros y que operadores importantes han sido relegados para no disgustar al gobernador Del Mazo, se notará la falta de coordinación y empatía.
Mal se ve a la candidata del PRI pidiéndole (¿rogándole?) a su adversaria que pacten cinco debates, mediante los que le han hecho creer que podrían servir para mostrar las deficiencias de Delfina.
Y a pesar de la benevolencia y humildad con que le pide aceptar, los estrategas de Morena desechan la idea y continuarán con su proyecto, en cuanto se inicien las campañas el tres de abril.
Alejandra parecía un buen producto político, experimentada, atractiva, juvenil, con carisma y mucho ímpetu, pero algo la transformó en unas cuantas semanas, desde que pasó de tener un nombre fuerte, Alejandra, para reducirlo a Ale, como cualquier cantante de moda. Su crecimiento no se ha dado y comienza a mostrar carencia de cohesión en la alianza, ya que los priistas ocupan los principales lugares, dejando de lado a panistas y perredistas, los que se sienten incómodos. Se nota la carencia de recursos humanos y económicos, con los que difícilmente puedan solventar los gastos de una campaña.
Los 10, 15 y 17 puntos de diferencia que marcan las diversas encuestas, entre la avanzada Delfina y Alejandra se ven difíciles de remontar en tan solamente dos meses de campaña y más aún con la carencia de comunión entre sus operadores.
Complicado se ve el panorama para Alejandra y la alianza de Va por el Estado de México y más feo se pondrá el asunto si el gobernador Del Mazo continúa dejando la percepción de que ya pactó las entregas de la entidad.