Presume su voto en contra
- Realiza primera visita a frontera con México como candidata presidencial demócrata
Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata a la Casa Blanca y actual vicepresidenta de Estados Unidos, presumió haber votado en 2020 en contra del Tratado de Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y aseguró que hará efectivo el proceso de revisión del acuerdo programado para 2026.
Previo a que su rival republicano Donald Trump hiciera una gira de trabajo por el Estado de Michigan, sede de la industria automotriz estadounidense, la Vicepresidenta recordó haber sido uno de los 10 miembros del Senado de EU de haber votado en contra de la aprobación T-MEC en enero de 2020.
“Como una de los 10 senadores que votaron en contra del T-MEC, sabía que éste no era suficiente para proteger a nuestro país y a sus trabajadores”, aseguró Harris, insistiendo que el acuerdo negociado por la Administración del entonces Presidente Trump ha resultado en una pérdida de empleos para EU.
“Muchos de los que votaron a favor de este acuerdo condicionaron su apoyo a un proceso de revisión, que como Presidenta utilizaré”, añadió Harris haciendo alusión al proceso de revisión programado para 2026.
Sin proveer pruebas concretas, Harris tomó partido por las acusaciones del Sindicato de Trabajadores Automotrices de EU (UAW, por sus siglas en inglés) que han insistido en que la multinacional estadounidense Stellantis -antes Chrysler- ha despedido a trabajadores en EU para llevarse puestos de trabajo fuera del país.
Bajó presión de los sindicatos estadounidenses, la actual Administración del Presidente Joe Biden ha hecho caso omiso a la decisión de diciembre de 2023 de un panel de arbitraje que dio la razón a México y Canadá sobre la interpretación de las reglas de origen automotrices negociadas al amparo del T-MEC.
Según el antiguo Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el contenido regional exigido para que los autos pudieran estar libres de arancel era de 62.5 por ciento mientras que bajo el T-MEC subió a 75 por ciento, además de establecer un requisito mínimo de ser producidos por trabajadores de altos salarios.
Primera visita a frontera con México
como candidata presidencial demócrata
Dentro de sus giras de campaña, la demócrata realizó el viernes pasado su primera visita a la frontera entre Estados Unidos y México desde que se convirtió en la candidata presidencial demócrata para enfrentar una de sus mayores vulnerabilidades antes de las elecciones de noviembre.
Estuvo en Douglas, Arizona, en un momento en que el ex presidente Donald Trump y sus compañeros republicanos critican incesantemente a Harris por el historial del gobierno del presidente Joe Biden en materia de migración y culpan a la vicepresidenta por dedicar poco tiempo a visitar la frontera durante su periodo en la Casa Blanca
La inmigración y la seguridad fronteriza son temas principales en Arizona, el único estado conflictivo que tiene frontera con México y que enfrentó una afluencia récord de solicitantes de asilo el año pasado. Trump tiene una ventaja con los votantes en materia de migración, y Harris ha pasado a la ofensiva para mejorar su posición sobre el tema y desactivar una línea clave de ataque político de Trump.
En casi todos los discursos de campaña que pronuncia, Harris relata cómo un amplio paquete bipartidista destinado a reformar el sistema federal de inmigración colapsó en el Congreso a principios de este año después que Trump instó a los principales republicanos a oponerse a él.
“El pueblo estadounidense merece un presidente que se preocupe más por la seguridad fronteriza que por los juegos políticos”, dijo Harris.
Luego que la ley de inmigración se estancó, el gobierno de Biden anunció reglas que prohíben que los inmigrantes reciban asilo cuando las autoridades estadounidenses consideren que la frontera sur está desbordada.
Desde entonces, los arrestos por cruzar la frontera sin autorización legal han disminuido. Harris también aprovechó su viaje para recordar a los votantes su trabajo como fiscal general de California para enfrentar el crimen a lo largo de la frontera.
Detrás del ascenso de Kamala, la mujer más rica de Silicon Valley
Después de que el vicepresidente Joe Biden tomara el juramento de Kamala Harris como senadora de Estados Unidos en enero de 2017, posaron para la foto de rigor en el Capitolio con la familia de ella. Luego, Harris le pidió un favor a su futuro jefe: ¿podrían tomarse una foto más?
“Vamos, todo el mundo”, dijo Harris, llamando a una decena de personas más. “Mi familia extendida está aquí”.
El primer miembro del séquito de Harris que se acercó a Biden era una de las personas más ricas del mundo: Laurene Powell Jobs.
Powell Jobs, la filántropa que controla una fortuna valorada en más de 11.000 millones de dólares, se ubicó justo detrás del hombro derecho de Biden, junto a la mejor amiga de Harris desde la guardería y otros miembros de su círculo íntimo. Mientras tomaban la foto y el grupo se separaba, Biden le dedicó unos 60 segundos a Powell Jobs, preguntándole por su hijo y hablándole de sus ambiciosos proyectos en la investigación del cáncer.
Pocas personalidades han cultivado una amistad tan importante con Harris, ahora candidata demócrata a la presidencia, como Powell Jobs, quien durante décadas estuvo casada con Steve Jobs, uno de los empresarios más famosos de Estados Unidos.
En los últimos 20 años, se ha convertido en una de las confidentes más importantes de Harris, a la que ha aconsejado y financiado, además de ayudarla a ampliar su perfil público. Ahora, en la contienda presidencial de este año, la mujer más rica de Silicon Valley se ha convertido en un poderoso actor entre bastidores. Ha contribuido discretamente con millones de dólares a una organización que apoya a Harris, según tres personas informadas sobre las contribuciones.
También desempeñó un papel oculto pero clave en la retirada de Biden de la campaña, lo que allanó el camino para la candidatura de Harris.