La “operación cicatriz” en Morena

Corre la voz

Jorge Castro Noriega

 

La víspera de Navidad, el partido Morena tomó la gran decisión en los seis estados que disputarán gubernaturas el próximo año y Mara Lezama, la presidenta municipal de Cancún, resultó triunfadora en las encuestas internas mediante las cuales el instituto guinda mediría preferencias y virtudes, para nombrar así a sus respectivos candidatos.

Mara Lezama es ya la virtual abanderada de Morena al gobierno de Quintana Roo y, al igual que en otras entidades, su nombramiento no dejó de levantar olas entre los grupos que no resultaron favorecidos, lo que hasta cierto punto es normal en una contienda con tan altos índices de participación y competitividad. Ese es uno, precisamente, de los costos de la democracia.

En Durango y Oaxaca, morenistas desencantados con el resultado cuestionaron los resultados de las encuestas internas, en tanto en Quintana Roo, en pleno ejercicio de sus derechos y libertades, los aspirantes que se quedaron en la recta final han fijado posturas encaminadas, principalmente, al fortalecimiento y la unidad del partido, que es lo que hoy propone desde la cúpula el dirigente nacional, Mario Delgado. Aunque, claro, hay sus excepciones y uno que otro que aún no digieren no haber sido escogidos, recurren a la guerra sucia con lo que buscan regocijarse en una soterrada venganza que, más allá de dañar a la candidata electa, le pega al estado por el que decían estar tan dispuestos a sacrificarse.

El proceso interno ya terminó y haciendo un llamado a la unidad hacia dentro y a la movilización hacia fuera, el líder nacional plantea encarar ahora las elecciones que vienen en 2022 y darle a Morena más triunfos. No espectáculos vergonzosos ni berrinches denigrantes.

Mario Delgado no quiere -ni parece dispuesto a permitirlo- fracturas y divisionismos como en los procesos anteriores y después de la elección de sus candidatos para Aguascalientes, Durango, Oaxaca, Quintana Roo, Tamaulipas e Hidalgo, se reunió con ellos y los dirigentes estatales a finales de año para comprometerlos a trabajar en equipo, para sacar adelante con decoro los procesos del año entrante. Procesos en los que tiene puesta la mira el presidente Andrés Manuel López Obrador y cuyas candidaturas, obviamente, ya avaló.

Con altísima civilidad, el doctor José Luis Pech asumió la derrota y si bien la calificó “inesperada y dolorosa”, reconoció que son momentos en Morena de institucionalidad y de cuidar la unidad para seguir apoyando a López Obrador en su proyecto transformador de nación.

En el mismo contexto, el ex diputado federal Luis Alegre manifestó que su compromiso con el desarrollo de Quintana Roo es irrenunciable y que seguirá trabajando en la construcción de una gran democracia.

La ex alcaldesa de Solidaridad, Laura Beristain, rauda y sin mayor complicación -¿será porque fue la menos votada y la que menores posibilidades tenía?- se adhirió a la candidatura de Mara Lezama y sumó su apoyo también a la decisión del partido y al proyecto de nación de AMLO, en tanto la senadora Marybel Villegas, para no variar y fiel a su estilo bronco, aguerrido, desconoció una vez más las decisiones de la jerarquía nacional y rechazó lo que llamó “imposiciones de candidatos que no representan los principios de Morena ni de la 4T”.

Repitiendo la escena del proceso pasado cuando tampoco Morena la eligió candidata a presidente municipal de Cancún, Villegas Canché dejó entrever una vez más la posibilidad de participar por la gubernatura desde otras trincheras, muy posiblemente -se especula por los acercamientos que ya ha tenido- con la alianza PAN-PRD, o bien haciendo mancuerna con el veterano actor Roberto Palazuelos, quien mantiene intenso coqueteo con Movimiento Ciudadano.

Lo que no debe perder de vista la senadora, es que la decisión por Mara Lezama -y por todos los demás candidatos- pasó no sólo los filtros de la dirigencia nacional, sino también los de Palacio Nacional. Rebelarse ahora a los designios del partido no nada más resonará en la sede de Morena, sino también en los pasillos de la casa presidencial, que es donde menos quieren ya estos numeritos.

Nos cuentan que Mara Lezama, atendiendo la petición del partido, ya tuvo acercamientos con los otros cuatro aspirantes para tender los puentes hacia la unidad que se necesita para arrancar fuertes este 2022. Unos ya platicaron con ella y otros, u otras, no le han tomado aún la llamada. Cuestión de formas y cortesías.

¿Y si decide irse Marybel a hacer la “contra” en la casa de enfrente, como tanto lo ha anunciado?: Está en su derecho de hacerlo y ya debe tener calculados los costos y los beneficios. Tonta no es.

¡Sólo que aguas!: No es lo mismo aporrear el escritorio de Mario Delgado, que el del presidente López Obrador. Todos tienen ahí, en algún cajón, su “guardadito”.

www.jorgecastronoriega.com

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